Opinión Editorial

El destino del PLD

El destino del PLD

Los partidos que sufren reveses o que no cumplieron expectativas electorales están compelidos a someterse a un profundo proceso de autocrítica y reflexión para identificar causas probables de su pobre desempeño y reencausar estrategias que le permitan recuperar o conquistar espacios políticos extraviados.

Cuando una organización, como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que gobernó el país por 20 años, pierde unas elecciones generales por casi 47 puntos porcentuales, es lógico que su Comité Político sea objeto de severos cuestionamientos por parte de su dirigencia media y militancia.

Se entiende la decisión del presidente del PLD, Danilo Medina, y del secretario general, Charle Mariotti, quienes “motu proprio,”, adelantaron que no se postularán de nuevo para ocupar esos cargos, con lo que se cumple la tradición que ante el infortunio toca a los generales ofrecerse para el “harakiri” político.

El PLD ha asumido el procedimiento adecuado para levantar un diagnóstico sobre las causas que provocaron tan estrepitoso declive electoral, como ha sido adelantar la convocatoria de su Congreso Nacional de Dirigentes, su máxima autoridad, con calidad para señalar culpables y reformar políticas.
Un partido de organismos, como se autodefine esa organización, deberá revisar el desempeño de su comité político y de cada una de sus secretarías, por lo que los miembros de esos colectivos deberían poner sus barbas en remojo, ante la posibilidad de que sean señalados entre los responsables de la debacle.

Sería injusto que todos los dardos de censura y reproche dentro del PLD se dirijan únicamente hacia el presidente Medina y al secretario Mariotti, porque el PLD ha estado enfermo de sectarismo, división, grupismo, vicios que no pudieron ser contenidos en el congreso Norge Botello (2013) ni en el José Joaquín Bido Medina(2020).

A la democracia dominicana le conviene que ese partido fundado por el profesor Juan Bosch logre reinsertarse como una organización influyente con vocación de poder, aunque queda claro que para su rehabilitación plena requiere someterse a un proceso de autocrítica y renovación en todos los órdenes.

La historia política contemporánea muestra numerosos episodios de partidos tradicionales que por varios cuatrienios dirigieron los destinos nacionales, que por divisiones, sectarismo y francachelas, en las elecciones del 19 de mayo, obtuvieron pírricas votaciones. No se desea ese destino para el PLD.

El Nacional

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