Opinión

El huevo de la serpiente

El huevo de la serpiente

La inminente victoria de un candidato que promete gobernar con métodos dictatoriales, desconocer conquistas históricas, ha convocado las más diversas teorías para explicar el alarmante fenómeno. Con los avances institucionales gracias a sus profundas reformas políticas y el desarrollo alcanzado por una nación que representa hoy una de las principales economías del planeta no deja de constituir una sorpresa la creciente aceptación de Jair Bolsonaro, quien postula mano dura contra la criminalidad, la corrupción y la impunidad, además de burlarse de los grupos minoritarios.
Después de la frustrada experiencia con Fernando Collor de Mello podía pensarse que los brasileños habían aprendido la lección. Collor de Mello ganó las elecciones presidenciales de 1989 por el Partido de Reconstrucción Nacional, un pequeño grupo de derecha, que, como Bolsonaro, prometía acabar con la burocracia, sanear el gasto público, extirpar la corrupción e instaurar un efectivo sistema de seguridad ciudadana. La fuerte crisis económica que sacudía en ese entonces a Brasil contribuyó a que el discurso del antiguo diputado, alcalde y gobernador prendiera en un electorado abrumado por el desempleo, la inflación y el estancamiento de la economía. Sin embargo, apenas dos años después se vio compelido a renunciar asediado por las protestas contra los escándalos de sobornos, tráfico de influencias y otras irregularidades en adición al deterioro de la calidad de vida.
A pesar de que Brasil puede vanagloriarse de un sistema gracias al cual están presos expresidentes como Lula da Silva, se destituyó por supuestas violaciones constitucionales a la presidenta Dilma Rousseff, se ha solicitado juicio por corrupción contra el actual mandatario Michel Temer, y la cúpula política y empresarial ha tenido que responder ante los tribunales por acusaciones de corrupción, la virtual elección de Bolsonaro resucita una peligrosa apuesta. Frente a la frustración que ha representado la clase política, los electores han decidido otorgar un cheque en blanco a un candidato que desde 2010, cuando se convirtió en el diputado federal más votado con 120 mil sufragios, ha observado un ascenso vertiginoso. En 2014 volvió a batir récord con 464 mil votos.
El fenómeno Bolsonaro es para echar una mirada a la sociedad brasileña, donde tanto la derecha como el centro y la izquierda han ejercido el poder. El rechazo a esas corrientes se patentizó en el 28% de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores; el 4.76% del PSDB, del expresidente Fernando Henrique Cardoso, y el 1.2% del PMD del actual mandatario. Ni siquiera Dilma Rousseff pudo ser elegida senadora. Si la democracia hubiera cumplido con sus normas hoy no se hablaría del huevo de la serpiente, la metáfora de la película que condujo a Hitler al poder en Alemania.

El Nacional

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