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El mejor oficio

El mejor oficio

Carlos Manuel Estrella

La fecha del 5 de abril marca un hito en la historia de la comunicación por cuanto fue ese día de 1821 que circuló el primer número del que se considera pionero de los periódicos de la parte este de la isla, antes de la independencia, con el nombre de Telégrafo Constitucional de Santo Domingo.

Este medio impreso, de periodicidad semanal, dirigido por Antonio María Pineda, tiene el mérito de iniciar la carrera por la defensa de la libertad de expresión, la vigencia del estado de derecho y la contribución al debate democrático mediante la difusión de ideas y la orientación ciudadana.

Junto a El Duende, que circuló diez días después bajo la dirección del precursor del periodismo José Núñez de Cáceres, fundador de otros medios aquí y en México, constituyen paladines del debate político y son desde el inicio referentes para construir “lo dominicano” antes del 27 de febrero de 1844.

A la distancia de más de dos centurias y pese a la modernidad de “la prensa” en esta era de tecnologías de información y comunicación (TICs), con predominio de las transmisiones en directo y de los “en vivo”, el ejercicio del periodismo retiene su rigor técnico y sus códigos deontológicos.

La celebración del día del periodista y del periodismo dominicano sugieren retomar el debate en defensa del buen ejercicio, de la práctica de la ética profesional como compromiso de vigencia permanente y de asumir los retos de la época para preservar la esencia del oficio en provecho del público.

El intento de modernización y reforma de los fundamentos jurídicos de la comunicación social, con el anteproyecto para crear el Instituto Nacional de la Comunicación y superar la obsoleta ley 6132 de expresión y difusión del pensamiento, debe ser objetivo prioritario para adecentar el ejercicio del que fuera llamado por el gran García Márquez como el mejor oficio del mundo.