Opinión

El premio a Vargas Llosa

El premio  a Vargas Llosa

No sé en qué momento ciertos sectores de la sociedad dominicana van a darse cuenta de que el mundo cambió, que transitamos querámoslo o no, hacia un nuevo comportamiento mundial y una nueva visión de las cosas. Lo que ayer todos veíamos y aceptábamos como bueno y válido ya hoy no lo es, lo que se veía en blanco y negro ya para muchos tiene matices, en fin, la dinámica del mundo y de los seres humanos que lo habitan ya es diferente.

Esa realidad parece no entenderse en ciertos sectores de la República Dominicana en pleno Siglo XXI, dan la impresión de estar a espalda de esta verdad, parecen estar frisados y cerrados a los nuevos aires y visiones de una nueva época que los sabios han definido como la posmodernidad.

A que vienen estas reflexiones, veamos. Es un infantilismo armar una escandalera y oponerse al reciente anuncio realizado por el Ministerio de Cultura en donde se otorga el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2016 al novelista peruano Mario Vargas Llosa.

Es inaceptable que en los actuales momentos de cambio que vive la sociedad global y local ciertos sectores de la sociedad dominicana sigan reproduciendo comportamientos y posiciones tan desfasadas y penosas propias del siglo pasado.

Es necesario que esos sectores entiendan qué ya no es posible continuar con esas posiciones llenas de fanatismo y carentes de discernimiento, típicas de un colectivo que a todas luces se niega a entender que estamos en otros tiempos, que ya no existe un pensamiento único.

Una cosa es el Vargas Llosa escritor y otra muy diferente es el ciudadano del mundo que opinó sobre un problema migratorio de un país en un momento determinado. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Por el amor de Dios.

No quiero erigirme como defensor de Mario Vargas Llosa, Dios me libre, pero creo de justicia deslindar los campos porque veo que de manera injusta se quiere montar de nuevo a este país en aquella ola maldita de los años 70 cuando estúpidamente se le prohibió entrar al país, a nada más y nada menos que, al premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, con argumentos similares.

A esos sectores que se oponen a que se le otorgue el referido premio al autor del libro ¨ La Civilización del Espectáculo¨ hay que invitarlos a desmontarse de ese carro de la intolerancia y la negación de la dialéctica y colocarse en los cómodos asientos de las naves de la posmodernidad. Esa es una de las maneras de salir de una vez y por todas de esas lamentables posiciones que advierten miopía y escasa visión del momento de cambio que vive el mundo.

El Nacional

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