Hace casi dos años Emmanuel Todd, un intelectual francés, escribió su libro Después de la Democracia, donde critica al presidente de su país, Nicolas Sarkozy. Por razones válidas, relacioné al presidente de Francia con el presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández. Las cosas que dice Todd de su presidente, son las que diría yo sobre mi presidente. Veamos:
Todd afirma que el presidente es la mejor prueba de que Francia está enferma. Yo digo lo mismo con relación a la República Dominicana.
Luego asegura que Sarkozy se caracteriza por su incoherencia de pensamiento, mediocridad intelectual, agresividad, fascinación por el dinero e inestabilidad efectiva. Y dice más: Nuestra sociedad está en crisis, amenazada por lo peor: el empobrecimiento, la desigualdad, la violencia, la regresión cultural. Y yo le agrego, refiriéndome a mi país: el narcotráfico y la corrupción.
Si Sarkozy existe como fenómeno social e histórico, a pesar de su vacuidad, su violencia y su vulgaridad, debemos admitir que el hombre no alcanzó la cumbre del Estado a pesar de sus deficiencias intelectuales y morales, sino gracias a ellas, afirma Emmanuel Todd.
Contrario a la República Dominicana, en Francia, país desarrollado del Primer Mundo, a nadie se le ha ocurrido proponer a Sarkozy al Premio Nobel de la Paz ni a la Academia de la Lengua o de las Ciencias, como aquí al presidente Fernández.
Los 14 viajes realizados por el Presidente al extranjero, sólo este año, incluyendo a Francia donde le gusta ir a comprar libros que luego no lee por falta de tiempo, no le han dejado al país beneficio alguno. En cada puerto dice algo distinto y desconcertante. Al final no sabemos si somos pobres o ricos. Tal vez todo lo contrario a las dos cosas. (Una cantinflada más, para un país donde nadie sabe conceptualizar, excepto él, no importa). No olvidemos aquello de que seremos un Nueva York chiquito, luego un Chile del Caribe, posteriormente La Tercera Vía inglesa de Tony Blair, etc.
