Los secuestrados en Haití por la banda 400 Mawozo no son 17, sino 18, porque además de los misioneros estadounidenses y del canadiense, también ha sido raptado el chofer haitiano del vehículo en que viajaban, como cuenta el corresponsal de El País en Puerto Príncipe, quien advierte que esa nación se desmorona a los ojos del mundo.
Haití solo produce malas noticias, como el asesinato del presidente Jovenel Moise, el terremoto de 7,2 de magnitud que mató más de dos mil personas y la depresión tropical Grace, que arrasó con los hogares de miles de haitianos y como si fuera poco, Estados Unidos deportó a once mil indocumentados haitianos en menos de una semana.
Un reportaje del periodista Jacobo García retrata el drama haitiano, desde el reemplazo del Estado por las pandillas, como “los 400 del pueblo”, que amenaza con “meterle una bala en la cabeza” a los misioneros secuestrados, si no pagan el rescate de 17 millones, de dólares hasta la inobservancia de no incluir al chofer haitiano entre los raptados.
En los últimos tres meses, las bandas armadas haitianas han secuestrado a 221 personas, entre las que figuran comerciantes, médicos, niños y religiosos, según relata en su informe el corresponsal de El País, que en las últimas dos semanas, el promedio de raptos diario es de ocho y que en el año 36 estadounidenses han sido secuestrados.
El presidente Luis Abinader ha advertido a los dominicanos no visitar al vecino país ante la ola de criminalidad que lo azota, además de informar que el Gobierno gestiona el retorno de los nativos, incluidos dos choferes que figuran entre los secuestrados.
La Asamblea de la Unión de Partidos Latinoamericanos ha definido a República Dominicana como la nación más solidaria del mundo con la calamitosa situación del pueblo haitiano, pero le faltó decir que también es la más impactada por las consecuencias negativas de ese drama.
El Papa Francisco imploró no deportar a indocumentados hacia sus lugares de origen cuando en esos países prima la inseguridad, criminalidad y represión, en obvia alusión a Estados Unidos que no dejó un solo día sin repatriar miles de haitianos a su propio infierno.
El reportaje del laureado Jacobo García consigna dos grandes verdades: que Haití es un asentamiento que solo produce malas noticias y que la indiferencia internacional hacia el drama de ese país es tan patético, que borraron al chofer haitiano de la lista de raptados por la banda 400 Mawozo.