Editorial Opinión

Elecciones USA

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Con el retiro ayer de Nikki Haley de la contienda a la nominación presidencial del Partido Republicano quedan expeditas las vías para un nuevo enfrentamiento electoral por la conquista de la Casa Blanca entre el presidente Joe Biden y el exmandatario Donald Trump.

Biden triunfó en todas de las votaciones del Partido Demócrata convocadas en 15 estados durante el denominado “Súpermartes”, en tanto que Trump ganó en 14 en las primarias republicanas porque Haley ganó en Vermont, en lo que se considera el proceso comicial menos competitivo en la historia de Estados Unidos.

Tanto Biden como Trump concitan preocupación entre los 230 millones de estadounidenses convocados para las elecciones del 5 de noviembre, el primero por su edad (81 años) y las dudas sobre sus capacidades físicas y mentales, y el segundo (77 años) por su desenfreno verbal y sus muchos líos con la justicia.

El mundo se mantiene expectante ante el desenlace de este segundo duelo entre el actual inquilino de la Casa Blanca y quien aspira regresar, porque del resultado electoral dependerá el curso de la guerra entre Rusia y Ucrania y la de Israel y Palestina, así como la suerte de millones de inmigrantes en Estados Unidos.

A pesar de que la Corte Suprema desestimó impedimentos incoados por varios Estados a la inscripción de la candidatura de Trump, persiste la probabilidad de que sea vedada en caso de ser declarado culpable por incitar a sus partidarios a asaltar el 6 de enero de 2020 la sede del Capitolio para impedir la certificación de Biden como candidato ganador.

El presidente Biden tiene por delante una áspera campaña electoral durante la cual deberá demostrar que aún está apto para otro mandato, al término del cual cumpliría 86 años, mientras que Trump se mantendrá peleando con sus propios demonios.

Hay razones para que el mundo cruce los dedos a la espera de los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, aunque por las debilidades de ambos candidatos, la preocupación global se mantendría durante el cuatrienio siguiente.

El futuro de casi tres millones de dominicanos residentes en territorio estadounidense pende de esos comicios, como también tendrían gran impacto sobre el curso de la economía dominicana, por lo que ese tema debería ser objeto de intenso debate entre los candidatos presidenciales de este traspatio.

El Nacional

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