Opinión

Elecciones y dinero

Elecciones y dinero

En nuestro país algunas personas se confunden, pierden el sentido de la realidad práctica.  En razón de que la sociedad dominicana está escindida en clases sociales,  cada sector o capa social adopta ante los fenómenos sociales una actitud diferente.

Las masas populares pueden sentir afecto, distinción y admiración por un hombre o una mujer que se desempeña como comediante, cantante, jugador de béisbol, profesional del derecho, novelista, poeta, dirigente sindical, columnista, director de periódico….

Pero el cariño, la inclinación hacia una persona por la actividad que realiza no se traduce, no se extiende a la identificación en el orden político e ideológico.   Los líderes políticos no se fabrican ni surgen por obra de brujos o magos, sino por la vinculación  con el pueblo en el quehacer político.

 Se equivoca quien crea que por el hecho de merecer aprecio y estima se puede lanzar a buscar un cargo como regidor, síndico, senador, diputado o la presidencia de la República.

Los que aquí sin ser políticos han llegado a ocupar cargos electivos es porque han sido arrastrados por líderes y partidos con amplia aceptación en el seno del pueblo y con un gran caudal de electores y electoras.  Pero por sus propios medios y nombres nunca hubieran alcanzado la nominación ni elección.

Cada quien debe saber medir sus fuerzas, sus posibilidades de éxitos y desde qué lugar y función puede servirle al pueblo.

Aquí en cada proceso electoral se presentan como candidatos a la presidencia ciudadanos con una buena imagen pública, y cuando se abren las urnas el número de votos  no guarda proporción con la idea que se habían formado.

La vida práctica es lo que más enseña y la realidad política dominicana ha demostrado que no todos los que gozan de admiración y simpatía tienen la posibilidad de alcanzar influencia política.  No es cuestión de imagen, seriedad, honestidad ni historial de buen comportamiento; el accionar político aporta resultados políticos con el tiempo, no por cuestiones circunstanciales.  Además, para competir en las elecciones y votaciones efectuadas bajo la democracia representativa se requieren amplios recursos económicos que luego se traducen en votos.  La dominicana es una democracia de dinero.

El Nacional

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