El embajador de Israel en Santo Domingo, Daniel Biran Bayor, anunció la llegada del técnico hidrológico Ari Fisher, pues su país está interesado en firmar con República Dominicana acuerdos para el suministro, almacenamiento y purificación del agua.

No obstante su pequeño tamaño Israel tiene en funcionamiento más de 25 sistemas de desalinización, y reuso del agua servida con el cual suministra el líquido vital a casi el 100% de su población y su producción agropecuaria y volver a llenar sus acueductos con el líquido servido.

Esto me recuerda a don Pepé Justiniano Polanco, el fenecido propietario de radio continental y ex director de la defensa civil en uno de los primeros periodos de gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, quien no cesaba en proclamar que el agua es vida, no la desperdicies, pero su proclama repetida hasta el cansancio parecía caer en oídos sordos pues aquí nadie le hacía caso a los pronunciamientos del conocido comunicador social.

Aquí el manejo del agua está a cargo de varias corporaciones autónomas como la de Santo Domingo y Santiago, entre otras, así como más de 100 ayuntamientos que operan el servicio, los acueductos locales, así como el instituto nacional de aguas potable y alcantarillado Inapa.

Aquí se ha hecho costumbre que solo los grandes comercios e industria, así como los millonarios y las clases más altas de la población paguen el agua consumida, y cerca del 60% de las clases pobres y marginada que viven en los varios de miserias que rodean nuestra capital y las grandes ciudades, así como la clase campesina llevan decenios sin pagar por el servicio.

Israel con una población superior a los nueve millones de habitantes, es decir, un poco menos de dos millones que los dominicanos y mientras los primeros están asentados en poco más de 22 mil kilómetros cuadrados desierto en su mayoría, nosotros disponemos de más de 48 mil kilómetros cuadrados mayoritariamente fértiles.

Lo cual significa que un acuerdo mutuo para el mantenimiento y el consumo, purificación del agua sería mutuamente provechoso para ambos países.

El cambio climático está mermando los caudales de nuestros ríos como son el Ozama e Isabela en esta capital, el Nizao y Haina en San Cristóbal, así como los ríos Yaque del Sur en Barahona, y Yaqué del Norte en Santiago, así como el Yuna en Bonao y el Camú en La Vega, así como el Artibonito en la zona fronteriza, cuyo dominio compartimos con Haití, para solo citar unos cuantos ejemplos.

Por estos motivos un acuerdo sobre este tema entre ambos países resultaría mutuamente beneficioso.