Año Nuevo en el desierto
Uyuni, Bolívia. Nueva vez, escogimos un lugar tranquilo para pasar los últimos días del año que termina y los primeros días del año que comienza. Esta vez escogimos el desierto de sal Uyuni y sus alrededores en el sur de Bolívia, una zona ideal para disfrutar de la naturaleza y estar lejos de bullicio, lujo y saturación de los medios electrónicos.

El desierto de sal o salar de Uyuni es un lugar lleno de magia, sobre todo cuando se visita en época de lluvia y se logra ver todo el cielo reflejado en las aguas que moja la sal. Ninguna fotografía consigue mostrar toda la belleza del lugar.

Es preciso verlo. Sentirlo, estar ahí para saber de la sensación que se vive mientras se camina por este inmenso salar. A mi a veces me parecía que estaba soñando, que tanta belleza no era verdad. Se confunde una y por ratos se siente como en el cielo, y no se sabe donde termine la tierra y donde comienza el azul de arriba.

Tanta belleza natural hace que sean especiales estos días de cambio de año, que nos conectamos mejor con nosotros mismos y nos pongamos en mejores condiciones para recibir el nuevo año.

Estuvimos en un ambiente austero, disfrutando de paisajes con llamas y otros elementos característicos del altiplano y las tierras andinas. Vimos montañas multicolores, áreas de rocas volcánicas con formas bellamente esculpidas por el tiempo y pasamos por lagunas coloradas, lagunas verdes y de colores y características muy diversas.

El día de año nuevo tomamos baño en aguas termales, luego de subir a lo más alto de un volcán activo y ver cómo se manifiestan los géiseres.

Todo esto hizo que fuera una transición de año con muchas novedades y que en ocasiones felizmente perdiera la noción del tiempo. Me dediqué a disfrutar de estar desconectada del ruido y a aprovechar de estar conmigo misma. Solo cuando el año ya tenía dos días, volví de nuevo al bullicio, con el placer de haber pasado un cambio de año tranquilamente espectacular.