Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Rafael R. Ramírez Ferreira

Sueños paradójicos que discurren entre fantasías y engaños.-

Paradojas, premisas ciertas y premisas falsas que se conjugan en engaños y artificiosos planes, con la única finalidad de satisfacer las ambiciones personales por encima de la gran mayoría de este pueblo. Un acto que a todas luces estuvo matizado por el engaño, el silencio y la mala fe oculta, es convertido en un acto de nobleza y heroicidad por los hacedores de héroes que dominan los medios de comunicación, comúnmente llamados bocinas.

Tuve un sueño traumático, donde me fue imposible establecer lo que era veraz y que lo era mentira. Me veía junto a miles de personas prestándole los mejores recursos de que disponíamos a un personaje que ya antes nos había tomado el mismo préstamo y nos había fallado, no obstante haber jurado hasta por su familia de que nos pagaría. Pero no fue así, y aun a sabiendas de eso, volvimos a cometer el mismo error, embaucado por sus falsas promesas y compromisos.

Pero resultó ser, que mucho antes de vencerse el plazo acordado para el pago del empréstito, muchos de sus adláteres iniciaron una campaña insinuando que no iba ni tenía que pagarnos en la fecha convenida, debido a que había tenido buenos beneficios y necesitaba igual tiempo para engrandecer nuestras ganancias, ya que si nos pagaba nadie más podía asegurarnos tan buenos beneficios. Pero mentira del diablo, porque los cacareados beneficios fueron pírricos para nosotros, no tanto así para sus comilitonas y descendientes.

Y fue, que en ese sueño vi cómo se envalentonó junto a su pandilla y de tal manera, que parecía le importaba un bledo lo que ocurriese, o las acciones que podríamos enarbolar en justo reclamo ante su silencio, sí, porque ya antes había demostrado, no obstante su religión o su fe en un Dios o un Diablo, que su palabra valía menos que las de un pordiosero dando una conferencia en la calle, del cómo hacerse rico.

Pensé, en mí sueño, que la cosa no iba bien, que este Ser, junto a su claque, ya había expresado y demostrado que podían tragarse cualquier cosa putrefacta, con tal de obtener y mantener lo que querían. Ante este ambiente, sin importar la bravura de este Señor, nos dispusimos a requerirle sobre lo cierto o no de todos esos rumores y la alharaca de todos los vocingleros a los cuales él les estaba permitiendo que hicieran y dijeran lo que le viniera en ganas, en donde todo giraba a que sus pretensiones eran no cumplir con su palabra.

Pero, ante nuestros reclamos, la respuesta fue permanecer callado, mudo, inmutable, regodeándose en su poderío. Dejó que siguiera corriendo el rumor cual si fuera el orquestador de los mismos y aun con todo y eso, creímos iba a cumplir, quizás no tan convencidos, porque conociendo como es, fácilmente le pasaba la deuda a uno de esos que comparten el pastel del Estado, y vaya a ver usted de qué manera.

En mi malogrado sueño, después de requerirle miles de veces si iba o no a cumplir con su palabra, iniciamos presión para romper la coraza de insensibilidad, prepotencia y absurdo mal intencionado silencio y fue entonces, solo entonces cuando balbuceó algo, pero, vaya usted a ver de qué manera; ofendido, sintiéndose mal tratado y hasta difamado. Entonces, cuando se vio rodeado de alguaciles y policías, fue que de mala manera y con el cerebro lleno de artimañas e incursiones peligrosamente planificadas a ser iniciadas de inmediato, fue que se decidió a comunicar su intención o parte de ella, para mal cumplir con su encarcelada y empeñada “palabra”.

Pero el perro huevero aún y le quemen el hocico tarde o temprano vuelve a lo mismo. De esta salió y las ratas que comen de su queso lo proclamaron un poco más que héroe y nosotros, los acreedores de buena fe, como los perversos, malaya sea. Pero ya lo conocemos, cometimos el error de darle otra oportunidad y volvió a fallar. Culpables nosotros y los “Solidarios”, porque en cuanto a él, fue claro cuando expresó que por esos intereses, sería capaz, hasta de comerse un animal putrefacto. Después, si puedo, les termino el sueño. ¡Sí señor!

El Nacional

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