Libre Pensar Opinión

Expanción china en RD

Expanción china en RD

Oscar López Reyes

(y II)
Sin relaciones ni un tratado de libre comercio, el intercambio de negocios entre China y la República Dominicana se ha enhebrado con una progresión vertiginosa, situándose ya como el segundo suplidor de las importaciones dominicanas, después de Estados Unidos.

Oriundos y descendientes de ese país asiático han hecho historia en el regenteo de restaurantes, supermercados, lavanderías, panaderías, cabañas y moteles, pica-pollo y el Barrio Chino. Y ahora los chinos no sólo aumentan sus inversiones en el país, sino que el gobierno de China junto a Estados Unidos se interesa por la geoestratégica bahía de Manzanillo, en Montecristi.

Rebosan de leyendas y decires populares, como “Eso lo saben hasta los chinos de Bonao” y “Ese es un cuento chino”, “Las chinas”, relativas a las naranjas traídas de ese país oriental, y su gastronomía: el chicharrón de pollo, el chofán (arroz frito) y el shopsuí (chop suey).

El presidente Abinader se ha administrado con precaución ante China, y no ha dado aquiescencia a gigantescos proyectos infraestructurales. Su Gobierno sí ha suscrito más de 20 acuerdos diversos, con una inversión de 200 millones de dólares.

En una hábil planificación de penetración de mercado, ganan cuotas de participación en la plaza dominicana marcas chinas en digitalización, telecomunicaciones, dispositivos electrónicos e inteligencia artificial.

En el momento más crítico del Covid-19, China le facilitó la venta de la imprescindible vacuna Sinovac y el fármaco Regen. También le donó 50 mil inoculaciones del laboratorio Sinopharm y 51 mil 200 jeringas para el Plan Nacional de Vacunación; equipos e insumos médicos, recursos financieros para contribuir con la función de los guardaparques, 30 millones de dólares para financiar proyectos de cooperación económica y técnica, y 148 vehículos militares y policiales.

El Senado le reconoció ese gesto.
Pero, no siempre hijo de gata caza ratón. Miles de chinos en República Dominicana parece que no han conocido los principios ético-morales de sus antepasados.

En una desmesurada competencia desleal, sus negocios crecen desproporcionadamente, irrespetando las leyes y explotando a haitianos y venezolanos.
Ahora, ¿cuál es la procedencia del capital de miles de tiendas de chinos? ¿Cuántos de ellos participan en operaciones de lavado de activos o blanqueo de dinero? ¿Cuáles miembros de esa colonia activan en el tráfico de seres humanos y en otras actividades criminales?.

En esa cuenca, ¿sepultarán los chinos a los mayoristas y minoristas dominicanos? Estamos seguros que la comunidad domínico-china aprueba los productos “Made in China”, pero no sabemos si se atrevan a justificar los antes citados desafueros. No cabe dudas de que comerciantes nativos no se cansarán de reclamar que los infractores sean controlados y enjuiciados, para poner término al accionar del chivo sin ley, que viene de lejos.