La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) comprobaron mediante estudios que los pueblos indígenas y tribales en general han sido mucho mejores guardianes de sus bosques en comparación con los otros que no están habitados por ellos la región de América.
Dijeron que los mejores resultados se observaron en los territorios de los pueblos indígenas que cuentan con títulos legales colectivos reconocidos: entre 2000 y 2012, las tasas de deforestación en estos territorios en la Amazonía boliviana, brasileña y colombiana fueron sólo la mitad a un tercio de las de otros bosques con características ecológicas similares.
El informe pide a los gobiernos, a los financiadores climáticos, al sector privado y a la sociedad civil que inviertan en iniciativas que fortalezcan el papel que juegan los pueblos indígenas y tribales en la gobernanza forestal, refuercen los derechos territoriales comunales, compensen a las comunidades indígenas y tribales por los servicios ambientales que brindan, y que faciliten el manejo forestal comunitario.
Las tasas de deforestación en América Latina y el Caribe son significativamente más bajas en los territorios indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos territoriales, y mejorar la seguridad de la tenencia de estos territorios es una forma eficiente y rentable de reducirlas emisiones de carbono.
Mientras que los territorios indígenas de la cuenca del Amazonas perdieron menos del 0.3% del carbono en sus bosques entre 2003 y 2016, las áreas protegidas no indígenas perdieron 0.6%, y otras zonas que no eran territorios indígenas ni áreas protegidas perdieron 3.6%: como resultado de ellos, a pesar de que los territorios indígenas cubren el 28% de la cuenca del Amazonas, solo generaron el 2,6% de las emisiones brutas de carbono de la región. “Casi la mitad (45 por ciento) de los bosques intactos de la cuenca amazónica se encuentran en territorios indígenas –dijo Myrna Cunningham, presidenta de FILAC-, y la evidencia de su papel vital en la protección forestal es clara como el agua: mientras que el área de bosque intacto disminuyó solo 4,9 por ciento entre 2000 y 2016 en las áreas indígenas de la región, en las áreas no indígenas se redujo en un 11,2 por ciento. Esto hace evidente por qué su voz y su visión deben tenerse en cuenta en todas las iniciativas y marcos globales relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la silvicultura, entre muchos otros temas