La PEPCA y sus fiscales han demostrado coraje y decisión a la hora de obtener en un recorrido lícito, las pruebas de tres expedientes acusatorios de corrupción de la maquinaria devastadora del poder pasado. Futuros crímenes contra bienes públicos percibidos con perversos estilos de vida, cada vez más extravagantes, más sofisticados, y nuestra historia podría proseguir con escenas cada vez más escandalosas, no hay duda que se limitarán.

Hay una realidad que se está perfilando objetivamente y es elogiar la capacidad del Ministerio Público para armar expedientes tan complejos y voluminosos, claro, desde la llegada de la doctora Germán Brito como titular pues sabemos ya de papelones como los ocurridos en Odebrecht, Tucano, Los Tres Brazos, y porque no, el del INDRHI que parece esfumado.

Los honores son siempre un arma de doble filo y corremos el riesgo de terminar deslucidos, y como es bien conocido que el camino civilizatorio no es recto, que tiene meandros, por eso todavía la Procuraduría no ha previsto encausar a verdaderos jerarcas políticos enviando confusas señales sobre su voluntad de presentar ante los jueces a la baronía del pasado gobierno y algunos personajes de esta gestión que permanecen en una extraña zona de confort en la que están instalados aún aparecer citados en los casos expedientados.

Como si todo fuera articulado por un mando superior. De todos modos, este es un momento que revela el momento del país en materia judicial aún con las debilidades conocidas.

La verdad que el inmovilismo del gobierno danilista y el núcleo duro de dirección partidaria ante tanta corrupción, ya era insostenible, y pensar que bien pudo haber durado largos años más adheridos a suculentas partidas del Presupuesto si no es por la decisión de no permitir apuntalar su prolongación por aquellas fuerzas internas de la organización que no aceptaron calla