Estimula la advertencia de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, en el sentido de que el Gobierno no permitirá que la delincuencia se apodere de las calles.
Las señales en tal sentido pueden ser prometedoras, aunque la desconfianza todavía prevalece alrededor de los métodos de la Policía. Las sospechas se disparan cuando quedan sin aclarar denuncias de ejecuciones por patrullas de reales o supuestos delincuentes.
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Los intercambios de disparos que han caracterizado la persecución de criminales hay que buscar la reforma de revisarlos para dar más crédito a la lucha contra la inseguridad ciudadana. Y no es que a los delincuentes se les responda con flores cuando ellos enfrenten a los agentes que tratan de detenerlos.
Porque, como advirtió Faride, a la delincuencia no se le debe dar la menor tregua en aras de la paz y la seguridad de la ciudadanía.