En los años noventa del pasado siglo XX comencé a escuchar a muchos amigos míos, funcionarios gubernamentales, hablar sobre gobiernos locales versus gobiernos nacionales, entiendo como gobiernos locales a las alcaldías. De aquel entonces han transcurrido unos 22 años, tal vez un poquito más.
La idea es que una alcaldía o sindicatura es un gobierno, el gobierno de los munícipes, y el munícipe es el ciudadano con plenos derechos y deberes municipales. Y confieso que si bien nos lo hemos pasado teorizando sobre tal cosa, siento que aún hay un abismo entre los hechos, la realidad y el deseo de los llamados municipalistas.
De los gobiernos nacionales estamos claros. Sin embargo, ¿dónde inicia y termina el poder, jerarquía, entre otros asunticos del gobierno nacionales respecto del local? ¿Tenemos claro o estamos todos plenamente conscientes de las relaciones políticas, administrativas y territoriales de tales gobiernos? A mí, me parece que no.
¿Cuántos munícipes asumen a su alcaldía como un gobierno local y en qué medida la alcaldía asume el comportamiento de un gobierno local frente a sus ciudadanos? ¿Hemos logrado construir una ciudadanía en materia municipal? Lo que queda claro, a simple vista, es que las personas sabemos de los gobiernos nacionales a través de lo que hace cada funcionario, el presidente y vicepresidencia de la República. Y en qué nos beneficia o perjudica.
¿Qué vemos cuando miramos a un Ayuntamiento? A un síndico preocupado o despreocupado por la recogida de la basura. Más de ahí, ¿estamos todos conscientes de las responsabilidades de las alcaldías o gobiernos locales de cara al ciudadano, al munícipe, en relación a las tareas suyas y las del gobierno nacional?
Quisiera pensar en que hay cambios. No obstante, lo dudo.
