Opinión Articulistas

Gracias, José Rafael

Gracias, José Rafael

Efrain Castillo

(Cuando publiqué Currículum (El síndrome de la visa) en 1982, varios críticos escribieron sobre ella: Manuel Núñez, María del Carmen Prodoscimi, José Rafael Lantigua. Manuel Matos Moquete, Carlos Almánzar, Manuel Mora Serrano, Alejandro Sánchez, Francisco Comarazamy, José Alcántara Almánzar, Ramón Núñez Hernández, Manuel García-Cartagena, Eugenio García Cuevas y Diógenes Céspedes, quien fue el presentador de mi obra, en el legendario restaurante Roxy de la calle El Conde.

Muchas de esas críticas las guardo en mi corazón, como esta de José Rafael Lantigua:

A Efraim Castillo lo conocí una tarde [pudo haber sido noche] en que un amigo que me facilitaba regularmente las apreciadas ediciones de la revista literaria Testimonio, me entregó un ejemplar que incluía una pequeña obra de teatro de este autor titulada A mitad del camino, que meses más tarde pondríamos en escena un grupo de teatro experimental de mi patria chica, Moca.

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“Le seguí entonces los pasos. Me comencé a interesar por sus trabajos literarios. Leo, desde entonces, sus bien elaborados artículos. Descubro su voz en los jingles publicitarios. Recortaba su columna Pulso publicitario, en la revista ¡Ahora! Leí su Viaje de regreso [1969] y regalé a varios amigos del ambiente publicitario su obra Sobre publicidad dominicana [Taller, 1979]. Nunca lo he saludado. No creo que me conozca. Pero tengo un alto aprecio por su labor y su valor literarios.

»Ahora nos sorprende con una obra que tiene el mérito de ser Premio Nacional de Novela Manuel de Jesús Galván. En 34 capítulos –‘una aventura generalizada, rellena de micro tramas con lubricaciones de tiempo y personas’–, Efraim desgrana una realidad cortante, llena de pesadumbres y torpezas: la realidad de la vida, de las pesadillas, de la frustración.

»En otras palabras, quizás la propia realidad dominicana. O sin quizás. El apuro por obtener la licencia de cambio de rumbo, de definición de una ilusión, de una esperanza recurrente, que constituye el leitmotiv para una nueva existencia. Aunque se desbrocen los motivos de lucha, aunque se desguacen los misterios de la sobrevivencia, aunque se vomiten larvas de insomnio y la revolución no sea más que un canto, un canto y un recuerdo apenas.


»En Currículum hay abundancia de malas palabras, en igual cantidad que la vida misma del dominicano común, esperanzado, desorbitado por las esperanzas del Norte [o sabemos si es tan necesario el uso repetido de este recurso, pero…]. Y luego, las críticas valientes, los criterios oportunos, sin mediatinta, sin dobleces, la actitud vertical y la ironía como arma de enfrentamiento con la realidad.

La Poesía Sorprendida, Franklin Mieses Burgos, el PRD, la Unión Cívica, muchos personajes conocidos junto a Beto y Pedro La Moa, constituyendo el revelado amplio de una época y de una situación sociopolítica. Por eso, Currículum tiro certero de Efraim contra una angustia vivencial y una ansiedad desgarradora en su función narrativa, señala rumbos a través de su contundente denuncia.

»Nadie debe dejar de leerla hasta el final. Que nadie se mande al primer capítulo. Siga sin detenerse y espere…»