Por estar al lado todos los sectores de la vida nacional, sin distinción. Sus ejecutorias y políticas públicas contribuyen a rescatar, incluso, el accionar político y devolverle la dignidad y el respeto corroídos y dañados en las últimas décadas.

Adecentar el desempeño político -efecto del correcto y transparente proceder del presidente Luís Abinader-, representa un ejemplo a seguir por las presentes y futuras generaciones, lo cual agrega valor a tareas vitales como es la de administrar y generar fuentes de riquezas en procura de la prosperidad del país.

En el mismo orden, industriales, productores agrícolas, construcciones, exportadores, promotores turísticos e inmobiliarios agradecen y se identifican con medidas y acciones que les estimulan a seguir creciendo e invirtiendo, resultado del clima de garantía y confianza auspiciado en estos últimos casi dieciocho meses de gobierno.

El balance que también arroja el servicio exterior es altamente favorable a la imagen sólida y estable motorizada por el conjunto de acciones enumeradas. Con el aval esencial de ocuparse, como nunca antes, de los dominicanos que viven, trabajan y estudian fuera del país. Igual, de promover la inversión, el comercio y el turismo, conjuntamente con organismos especializados y empleados en tales fines.

De manera que sobran los motivos en la ocasión -vale expresarlo-, para saludar la libertad e independencia conque el Ministerio Público procede a condenar y prevenir el peculado al erario, y con ello la corrupción. Resultado, desde luego, del comportamiento institucional del mandatario también en el área judicial. Decisión aplaudida por todos los sectores y la población misma, excepción. Gracias, Presidente, por salvar a nuestro país del derrotero al que estuvo sumido durante los pasados dieciséis años. Los dominicanos tenemos ahora razones y motivos para esperar el Año Nuevo llenos de esperanza y alergia.

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