Opinión Editorial

Gran revuelo

Gran revuelo

En su rechazo a la sentencia del Tribunal Constitucional que despenaliza la homosexualidad en la Policía y las Fuerzas Armadas, el arzobispo coadjutor de Santo Domingo, monseñor Carlos Tomás Morel Diplán, ha obviado los argumentos jurídicos y la independencia de la corte al relacionar la decisión con una agenda oculta contraria a la cultura dominicana, que afirma impulsan instituciones públicas. Si es así, el prelado haría bien en señalar evidencias concretas sobre la supuesta componenda que ha denunciado sin prueba alguna.

La corte basó su decisión en el carácter “discriminatorio” del artículo 210 de la ley 285 del Código de Justicia de la Policía, y en el 260 de la 3483 de las Fuerzas Armadas. Consideró que los artículos derogados violan el principio de razonabilidad y discriminan de manera injustificada a las personas por su orientación sexual, afectan la intimidad, el libre desarrollo y el derecho al trabajo.

La sentencia fue el resultado de un recurso interpuesto por Anderson Javiel Dirocie y Patricia M. Santana Nina, quienes argumentaron que las leyes de la Policía y las Fuerzas Armadas vulneran múltiples derechos fundamentales, como la igualdad, la dignidady la intimidad al establecer una sanción basada exclusivamente en la orientación sexual.

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Con Morel Diplán se está de acuerdo en su exhortación a la población dominicana a defender de manera firme los valores, las buenas costumbres y el bienestar de la familia como núcleo de la sociedad. Más en estos tiempos en que se ciernen tantas amenazas, muchas de las cuales de factura foránea, sobre la integridad y unidad del núcleo social.

Pero deja mucho que desear que en su oposición a la sentencia sobre la homosexualidad en la Policía y las Fuerzas Armadas se cuestione la autonomía de la corte de garantizar la supremacía de la Constitución y la protección de derechos fundamentales. Por la consecuencia que representaría la sumisión para el Estado de derecho, Morel Diplán debe hablar con claridad sobre esa agenda oculta contraria a la cultura dominicana que dice impulsan instituciones públicas.

El Nacional

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