Qué parte no se entiende de que la escasez de alimentos en el mundo será real porque la mayor porción de maíz, trigo y fertilizantes ha quedado atrapada en las fauces de la guerra de entre Rusia y Ucrania.
El presidente Joe Biden admite que “un montón de países” sentirán el impacto de la carencia de comestibles, incluido Estados Unidos, al advertir que ese es el precio a pagar por las sanciones impuestas a Rusia.
Una porción aún más grande de commodities agrícolas ha quedado atrapada entre Rusia y Bielorrusia, a lo que se agrega el recorte de suministros, restricciones de embarques, altos costos de energía, sequías, inundaciones e incendios.
El presidente del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, citado por The New York Times, dijo que no existe un precedente respecto a la magnitud de la escasez alimentaria, a lo que se agrega que China enfrenta su peor cosecha de trigo en décadas.
Ante tan lúgubre escenario matizado por la pérdida de las temporadas de cosecha y siembra en Ucrania y los altos precios de la energía, el Gobierno dominicano ha planteado exonerar de arancel las importaciones de más de 60 alimentos de la canasta básica.
La Asociación de Industrias, Junta Agroempresarial Dominicana y otros gremios objetan esa iniciativa porque perjudicaría la agropecuaria y la agroindustria local, pero debería presentarse algún tipo de alternativa para afrontar los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El Gobierno mantiene el subsidio a las importaciones de combustibles, pese a que se ha señalado que la mayor parte de ese sacrificio fiscal va a parar a sectores privilegiados, por lo que alguna medida debería encaminarse para blindar los estómagos de grupos de menor ingreso.
Ha sido el presidente de Estados Unidos quien en el mismo territorio de Europa ha advertido sobre una situación de escasez y carestía de alimentos y de combustibles, por lo que aquí deberían procurar rápidas iniciativas para garantizar la provisión de aunque sea un grano al granero.
