El presidente Luis Abinader aclaró que la destrucción por Estados Unidos de una lancha rápida que transportaba drogas y tres tripulantes en el mar Caribe no ocurrió en aguas territoriales dominicanas, razón más que suficiente para que el Gobierno se desvincule de ese operativo militar, que nada tiene que ver con la cooperación trasnacional contra el narcotráfico.
Se ha dicho que la embarcación atacada por un misil no explosivo navegaba en aguas internacionales a unas 80 millas náuticas de la isla Beata, al suroeste de Pedernales, a donde arribaron autoridades navales y de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) para recuperar 377 paquetes de cocaína dispersos en el mar.
La confusión en torno al lugar exacto donde se produjo el hundimiento de la embarcación, con saldo de tres fallecidos, ha motivado que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, sugiriera que Estados Unidos y República Dominicana “serían culpables de asesinato de ciudadanos colombianos”.
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El presidente Abinader no ha dicho nada extraño al señalar que el gobierno dominicano tiene la determinación de combatir al narcotráfico, porque desde hace mucho tiempo trabaja junto a Colombia en cooperación con la Agencia Antidroga de Estados Unidos en la lucha contra ese flagelo.
Petro dijo que si la lancha fue hundida en República Dominicana, “entonces es posible que (los tres fallecidos) fueran colombianos”, por lo que, al tratarse de un mal entendido, ese mandatario debería retirar su denuncia o suposición de que el gobierno dominicano estaría vinculados con ese hundimiento.
No cabe duda de que los pormenores de ese suceso fueron torpemente manejados por funcionarios y agencias locales que apresuraron una rueda de prensa para después decir que Estados Unidos divulgaría los detalles de esa operación antidrogas.
Aunque se llegó a decir que Estados Unidos y República Dominicana realizaron “su primera operación conjunta contra el narcoterrorismo”, con la incautación de 377 paquetes de cocaína frente a la isla Beata, los agentes dominicanos acudieron al lugar después de que fuerzas estadounidenses lanzaron “un golpe militar aéreo” contra la embarcación.
Conviene que el gobierno dominicano precise con meridiana claridad el rol que debe desempeñar en la lucha contra el narcotráfico en el escenario geopolítico del Caribe para evitar caer en las fauces de los tiburones que aletean en las hoy tormentosas aguas de esa frontera imperial.