Y II.-
Históricamente, ha sido permanente e incesante la ocupación ilegal de tierras dominicanas por haitianos, que luego han alegado que les pertenecen. Esos reclamos han sido concretizados o reconocidos por la manipulación de gobernantes del vecino país, la imposición de Estados Unidos y la vacilación de los presidentes Horacio Vásquez y Rafael L. Trujillo Molina, quienes suscribieron tratados bilaterales en perjuicio de la República Dominicana.
Veamos. En la Constitución del 6 de noviembre de 1844, proclamada en San Cristóbal, como diputados de Hinca figuró José Mateo Perdomo, por Caohas Juan P. Andújar, y por San Rafael Juan N. Tejera. Asimismo, en la asamblea de reforma constitucional de 1858 participaron los diputados José María Rodríguez, por San Mguel; Alfred Deetjen, por las Caobas; A. R. D. Molina, por San Rafael y G. Riva, por Hincha.
Y en la de 1865 constan los nombres de los diputados Carlos Nouel, por San Miguel, y P. A. Bobea, por Hincha.
¿Por qué esa pérdida 85 años después de la proclamación de la independencia nacional?
1.- Por el asentamiento ilegal, lenta y tranquilamente de haitianos en los espacios físicos dominicanos de Hincha (Lares de Guaba), Las Caobas, San Rafael de la Angostura, San Miguel de la Atalaya y otros pueblos.
2.- Por la imposición de Estados Unidos, cuyos técnicos y jerarcas militares radicados en Haití (ocupados por estos entre 1915 y 1934), consideraron que la raya debía ser marcada a partir de los poblados con mayor presencia de haitianos y dominicanos.
El sacerdote católico haitiano Rénald Clérismé sostuvo –citado por Alberto E. Despradel Cabral- que la intervención norteamericana en la isla “buscaba dos objetivos: de una parte, la pacificación interna y de otra la pacificación externa.
Indicó, igualmente, que los Estados Unidos pensaban que el conflicto fronterizo no era solamente un problema para los dos países, sino también un peligro para la teoría de Monroe: la América para los americanos, base del panamericanismo”.
3.- Por el reclamo de la oligarquía haitiana para que los fértiles territorios dominicanos citados pasaran a su propiedad.
Tras el tratado dominico-haitiano de 1929 no cesaron las disputas y choques armados en la frontera, con más repercusión entre 1931 y 1934, años en que en Dajabón, Restauración y otros espacios físicos de la parte este se reportaron ilegales, depredaciones y robos en la ganadería y la agricultura.
Estos hechos llamaron a nuevas conversaciones, que sumaron más de 100, y que condujeron a la firma de un protocolo de revisión del precitado tratado, concretizado el 27 de marzo de 1936.
Este instrumento jurídico fue pactado luego de conversaciones directas entre los presidentes Rafael Leónidas Trujillo Molina y Stenio Vincent, quienes firmaron en Puerto Príncipe el protocolo de revisión del tratado domínico-haitiano del 21 de enero de 1929, mediante el cual el gobierno nacional cedió a Haití 666 mil tareas del valle de La Miel, que representó el 3% del territorio nacional.
El tratado dispone la construcción de la carretera internacional, convenida como el límite definitivo entre las dos Repúblicas, y que los gastos -materiales, obra de mano, maquinarias, etc.- serán pagados a razón de un 50% por los dos estados.
¿Por qué transigió Trujillo?
Públicamente, el tratado justifica la acción en tres direcciones:
1.- En aras de la “paz absoluta y los lazos de amistad inalterables que deben presidir las relaciones entre los dos pueblos”.
2.- Para seguir dando comodidades de tránsito a los ciudadanos haitianos y dominicanos por el paso de La Miel, el camino real de Bánica a Restauración.
3.- Acogiendo dictámenes de la Comisión de Delimitación organizada para la ejecución del Tratado de fronteras domínico-haitianas del 21 de enero de 1929, que aprobó el anteproyecto de un camino internacional, construido por los dos Estados.
En esencia, el móvil oculto de ese traspaso es de carácter político-persecutor. El autor Bernardo Vega sostiene que hubo un acuerdo secreto, “por medio del cual Vincent se comprometía a no permitir la estadía de nuevos exiliados y salir de los que aún quedaban, en base a que Trujillo cediese territorios que según el Acuerdo de 1929 eran dominicanos”.
El protocolo de revisión de 1936 delimitó oficialmente, hasta hoy, la frontera dominico-haitiana. Los espacios físicos cedidos a Haití en 1929 fueron 4,572 km2 (8% del territorio dominicano) y 1936 fueron 1,628 km2 (3%), para una pérdida de 6,951 kilómetros cuadros, equivalente a un 11% en apenas 7 años.
¿Se puede repetir la historia si, por los chantajes internacionales y temores diversos, el gobierno permite que nativos del vecino país se asienten en Valle Nuevo, la montaña del Baoruco y territorios dominicanos?