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Haití solitario

Haití solitario

Elvis Valoy

Como el dios Jano, el canciller dominicano Roberto Álvarez ha demostrado que su prohaitianismo y antidominicanismo son posiciones que en última instancia lo único que lograrían es inestabilidad y desasosiego tanto de aquel lado como de este.

Plantear ante la ONU la creación de una “fuerza robusta” como solución a los problemas haitianos, es desconocer la crisis de Haití en su real dimensión y excluir sus diferentes vertientes; al mismo tiempo, es propugnar por una segunda fase de la MINUSTAH, la cual es de muy tristes recuerdos para la nación del oeste de la isla.

En ese proyecto de intervenir en Haití para propinar “macana” a diestra y siniestra, el señor Álvarez no está solo, pues el plan parece ser secundado igualmente por varios diplomáticos europeos que utilizan al ministro del MIREX como voz cantante del desatino.

El fatídico problema de las bandas armadas en esa nación lo puede resolver una vigorosa policía haitiana, pero que la debilidad de esa uniformada, imposibilita enfrentar a los forajidos que mantienen en ascuas a ese país.

Haití requiere de un programa de reconstrucción que auxilie su ecología, regenere su infraestructura, salud, educación, y eso no se logra con la fuerza de las armas, sino con millonarias inversiones.

¿Por qué en vez de una ocupación militar no se fortalece el programa de donantes y que cada país proponga un donativo que iría a mejorar las infrahumanas condiciones de vida de la población?

Empiecen por Cité Soleil, por ejemplo, que puede resolver el problema del agua contaminada con una planta desalinizadora.