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Haití y Abinader

Haití y Abinader

Hugo Ysalguez

Un respaldo masivo recibió el presidente Luis Abinader, al disponer impedimento de entrada al país del ex primer ministro haitiano, Claude Joseph, así como también a 12 jefes de bandas crimínales que operan en el vecino país, sacudido hoy por una ola de violencia, saqueos y crímenes espeluznantes, como la muerte a tiros de dos periodistas, cuyos cadáveres fueron quemados, mientras quien funge como la autoridad máxima, Ariel Henry, clama por una intervención extranjera para controlar una situación de caos y anarquía.

El pueblo haitiano nunca se ha empoderado para organizarse e integrar a las masas para cambiar las estructuras del Estado, a través de una revolución que sepulte los viejos cimientos de una sociedad podrida, dirigida por personas con una vocación dictatorial que han hundido en ese país en un abismo que parece que no tiene fin, toda vez que allí desaparecieron las instituciones.

La mujer del César no basta que sea seria, sino tiene que demostrarlo, una frase que por analogía se aplica al presidente Abinader que muchas veces adopta actitudes firmes contra Haití, y luego envía señales de actuar con paños tibios, dejando una inmigración haitiana que se apodere de las escuelas, dejando fuera de las aulas a miles de estudiantes dominicanos, principalmente en Santiago.

También se ha observado indiferencia con las parturientas haitianas que ocupan la mayoría de las camas de los hospitales públicos, abandonando a su suerte a los pacientes criollos que padecen diferentes patologías y no tienen recursos para acudir a los centros privados.

El primer mandatario ganaría mucha simpatía en su gestión, en caso de enfrentar con coraza y valor a los haitianos indocumentados, ordenando su deportación, sacándolos de las favelas y tugurios, donde se refugian creando un ambiente de hacinamiento que provoca brotes de enfermedades contagiosas por la falta de higiene que es algo inherente a los ilegales, donde sean que se trasladen, como ocurrió en Chile que los sacaron a todos y prohibieron por nueve años la entrada a ese país , aunque tengan visado.

Abrigamos la esperanza de que el jefe de Estado, en su visita a Washington, no permita que le bajen línea con respecto a Haití y su decisión tomada contra Claude Joseph, una ficha del tablero de la política norteamericana en la convulsionada nación, y reitere allí los principios de la dominicanidad y los valores de la soberanía e Independencia de la República.