Sincera, tierna, inquebrantable, y lo más importante, cargada de amor sin esperar nada a cambio, es la forma correcta de describir la relación entre un abuelo y sus nietos.
Reza una frase anónima que “Justo cuando pensabas que no podías amar más, llegan tus nietos”, y ahí llega la pregunta que muchos se han hecho por décadas ¿A quién los abuelos quieren más? ¿A los hijos, o a los nietos?
Siempre se ha dicho que los abuelos quieren más a los nietos, y es entendible que los hijos consideren que es así, pues con ellos fueron más estrictos y marcaron límites durante su crecimiento, todo lo contrario a los nietos, a quienes los abuelitos escuchan, juegan y consienten.
Aunque los “viejitos” afirman que aman a ambos por igual. Entonces, ¿Qué tan real es que los abuelos quieren más a los nietos?
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Para la psicóloga clínica, Rosa Hernández, este simplemente es un mito, pues el vínculo entre abuelos y nietos envuelve una conexión diferente.
“Cuando eres abuelo, ya estás viviendo en otra etapa de la vida, con mayor madurez y experiencias acumuladas, sin la presión de los desafíos y responsabilidades diarias de cuando fueron padres. Se trata de aprovechar esa segunda oportunidad que la vida brinda para enmendar algún error de la crianza y amar desde otra perspectiva”, dijo.
Agregó además que con los nietos se tienen obligaciones y responsabilidades diferentes, ya se sabe lo que funcionó y no, según el estilo de crianza que tuvo con sus hijos y se tienen los aprendizajes de los errores que cometió por la inmadurez y falta de experiencia.
“Los abuelos tienen la oportunidad de ver a los nietos con ojos más benevolentes, valorando la oportunidad de implicarse en su crecimiento desde una posición más relajada. La sabiduría acumulada ayuda a una conexión más consciente, menos rígida y de mayor comprensión de sus necesidades. Ya no importa que coman dulces antes de la comida o de dormir, regalar a un nieto algo que quiera sin las presiones financieras, o dedicarle horas jugando sin estrés del trabajo”, enfatizó la también psicometrista.
Esos nobles seres de cabello canoso, corazón de oro y decenas de entretenidas historias en sus memorias, son un 3×1, pues desempeñan el papel de padres, maestros y amigos, dejando un legado de cariño y seguridad en la vida de los nietos, transmitiendo valores, tradiciones y conocimientos por ser hilo conductor entre los antepasados y a las nuevas generaciones.
“Son figuras muy importantes en la familia debido a que tienen las funciones de consentir, mimar, mediar entre padres e hijos, soporte en el cuidado, fuente de orientación, transmisor de conocimientos, valores morales y espirituales, rol de confidente y escucha, quien tiene tiempo para jugar, referencia de envejecimiento, influencia hacia los padres, quien ayuda en las crisis y figura de amor incondicional”, sostuvo la especialista en intervenciones en psicoterapia del Centro Vida y Familia.
Lazos
El lazo entre abuelos y nietos desempeña un papel clave y relevante en el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños, aportando beneficios significativos, resaltó la psicóloga Hernández, por lo que enlistó los beneficios de esta importante relación:
- Contribuyen al desarrollo de la identidad al brindarles un sentido de pertenencia y conexión con sus raíces familiares. Conociendo las historias que son legados intergeneracionales.
- Soportan a los hijos y nietos frente a las transiciones y crisis de la vida.
- Brindan comprensión y la tolerancia por la experiencia acumulada.
- Contribuyen al bienestar emocional y autoestima de los nietos, por ser figuras de atención y escucha.
- Colaboran a ser ejemplos y modelos a seguir, que influyen en la formación de valores, conductas y actitudes de los nietos.
- Finalmente, permiten que los abuelos se sientan útiles, felices, con nuevas oportunidades para aprender, de enseñar y sentido de propósito.
