Por firmísima convicción creo que esa distinción debe caer en Héctor Valdez. Como gobernador del BC ha tenido un desempeño atractivo y eficaz, y lo confirma el FMI en el último informe de su Misión de Consulta del Artículo IV a República Dominicana, cito: “el país ha tenido un desempeño económico sobresaliente en las últimas dos décadas, apoyado en políticas sólidas, estabilidad institucional y un ambiente favorable a la inversión…”. Evidentemente, Valdez nunca ha apelado a argumentos populistas ni demagógicos de muy poco peso intelectual para un economista con los pies en la tierra, precisamente porque él mismo lo rechaza.
Alérgico a la controversia y al ruido, y a esa etiqueta de distinción u honor, él le huye. Por tanto, su manejo ha dejado más bienes que males y más conocimiento que sombras.
Los beneficios sostenidos comienzan con aquella resurrección de la confianza recuperada a partir del 2004, que deberá ser recogida en la memoria económica de la nación, y que muestran su consistente actuación.
Los diferentes mandatarios han sido conscientes que el cargo exige preparación, dedicación, esfuerzo, incluso “saber de política”, y su trabajo ha servido para elevar el prestigio económico de los gobiernos aplicando un programa que ha cumplido metas: baja inflación, alta inversión extranjera, prudente depreciación de la moneda, oportuna reserva de divisas, cumplimiento del servicio de la deuda, el empleo, entre otros. Y la verdad que no se ha detenido la cadena al alza del bienestar, y si hay errores son de políticas públicas deficientes. Los años de crecimiento económico han dejado, quiérase o no, una estela positiva, y pienso que la más relevante es la estabilidad social.
Claro, estos resultados serían imposibles sin el esfuerzo de los agentes económicos, financieros, y políticos. Indudablemente, hemos recorrido dos décadas en que la sociedad palpita, y que las buenas y ejemplares acciones del BC, encajan para elevar a Valdez y su rigorismo moral y profesional al “Hombre de dos Décadas”, y poner en práctica el viejo refrán: “es de bien nacidos ser agradecidos”.