Durante la apertura de la cita climática también se reiteró el llamado a transformar las promesas en acciones concretas
María Angélica Troncoso |
Belém (Brasil).- Con un ambiente de optimismo, inició este lunes en la ciudad brasileña de Belém la trigésima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), luego de que los países participantes aprobaran por consenso la agenda de trabajo, un paso clave para destrabar las negociaciones iniciales.
El presidente de la cumbre, el brasileño André Corrêa do Lago, celebró el acuerdo alcanzado entre los países miembros y señaló que con ello ya se puede comenzar a trabajar «intensamente» desde hoy.
El consenso sobre la agenda no es un simple trámite, ya que se considera como una especie de termómetro político con el que se puede anticipar el tono de las negociaciones, para avanzar en los temas más álgidos de la cita climática, como la financiación, la transición energética y la adaptación a los impactos del cambio climático.
Durante la apertura de la cita climática también se reiteró el llamado a transformar las promesas en acciones concretas, sobre todo en lo relacionado con el aumento de la financiación, el abandono progresivo de los combustibles fósiles y la adaptación.
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Tanto el secretario ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, como el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, coincidieron en la urgencia de actuar con ambición y realismo, un llamado que también acogió el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Triplicar la financiación
Uno de los temas centrales fue el llamado a triplicar la financiación climática.
Al entregar el testigo a Brasil, Babayev instó a los países desarrollados a cumplir con la hoja de ruta acordada en Bakú, que busca pasar de 300.000 millones de dólares anuales a 1,3 billones para 2035.
«Hoy estamos pasando factura. Necesitamos formas más creativas para que se escuchen nuestras demandas», expresó.
En este sentido, Lula criticó fuertemente el aumento del gasto militar por parte de potencias como Estados Unidos y Europa, y lamentó la ausencia de «los hombres que hacen la guerra» en la COP30.
«Sería mucho más barato invertir 1,3 billones de dólares anuales para resolver el problema climático que los 2,7 billones que se gastaron en guerras el año pasado», sostuvo.
El tema también fue abordado por el presidente de la COP30 en la rueda de prensa, en donde enfatizó que el primer paso es asegurar la implementación efectiva de los 300.000 millones de dólares ya comprometidos, un ejercicio que, dijo, «tendrá un impacto directo en lo que se pueda alcanzar en el futuro».
Adaptación y nuevas NDC
Stiell advirtió que los compromisos actuales no están reduciendo las emisiones con la rapidez necesaria.
Actualmente, se trabaja en una lista de más de cien indicadores que permitirán evaluar el nivel de exposición y capacidad de respuesta de cada país ante eventos extremos.
Dar más peso a la adaptación implica reconocer que las metas de mitigación no se han cumplido plenamente. Por eso, los países deben acordar medidas concretas para convertir las aspiraciones en acciones.

«Ya hemos acordado que las vías de transición deben ser inclusivas y justas. Ahora debemos definir cómo medir y financiar esa adaptación», afirmó.
Al comienzo de la COP, 113 países han presentado sus nuevas metas de reducción de emisiones contaminantes, conocidas por la sigla NDC, lo que representa el 69 % del total de emisiones del planeta.
De esa lista de países, 64 presentaron sus NDC a última hora.
Según los cálculos de la ONU, con las nuevas metas se prevé una reducción del 12 % en las emisiones globales en 2035 con respecto a los niveles de 2019.
La cifra, no obstante, continúa siendo insuficiente para limitar el calentamiento global a un aumento de 1,5 grados centígrados, el límite estipulado por el Acuerdo de París.
Stiell reiteró que las NDC «no están reduciendo las emisiones con la suficiente rapidez» e instó a los países a avanzar en la transición para abandonar los combustibles fósiles, la principal fuente de emisiones contaminantes.
Multilateralismo como única opción
Tanto Lula como Stiell defendieron el multilateralismo como la única vía efectiva para enfrentar la crisis climática.
«Estamos en la dirección correcta, pero a la velocidad equivocada», afirmó Stiell.
Al respecto, el mandatario brasileño hizo un llamado para imponer «una nueva derrota a los negacionistas» que desdeñan el calentamiento global sembrando odio, controlando algoritmos y difundiendo miedo.
En este sentido, Lula reiteró la propuesta brasileña de crear un Consejo del Clima vinculado a la ONU, con capacidad de fiscalizar y sancionar.
