Opinión

Islario

Islario

(Para Águeda Guillén, que los derrotó)

 Los espacios grises son descuidos e intersticios de la fe. Entreveros de la melancolía de los sin suerte. Brechas perdidas por el tiempo vital. Ecos huérfanos, no reconocidos por el sonido ni la intemperie. Temblores dormidos entre el dejar hacer y el dejar pasar, que nuestra realidad social convierte en líneas imposibles, escapadas de la serenidad, la voluntad y el razonamiento.

Son pues, los espacios grises, ventanas del limbo histórico dominicano. Ese que no cesa por perplejo, complejo y repetitivo. Se suponen percepciones icónicas del asombro, el retorno y la derrota nacional. Aquellos que el azar nos tiende como necesidad, la invención de lo intangible; como si la vida fundamentara su discurrir y esencia, en el apuro sin recato, civismo ni previsión, de una conversión periódica, donde ha de asomarse a ver sus pertenencias extraviadas el corazón y la memoria.

Refiero una suerte de “tiempo interior”, donde “la cosa humana” suele olvidar “su naturaleza”, y tiende puentes definitivos al desatino individual y a la barbarie colectiva. Esto es; a la sinrazón de las pasiones y a la miseria de los bajos instintos.

Los espacios grises son huecos permeados por el vacío de la época. Median, acosan, permean, subyugan y retrotraen; no sólo el presente, el destino, los sueños y las esperanzas de los hombres sobre la tierra; sino también el origen, la filosofía fundacional y el desarrollo de las instituciones.

Son campos que mina el tedio y sirve como caldo de cultivo a la ignorancia, la compra de conciencias, el desapego familiar, la ruindad espiritual y a la ambición sin límites.

Se sabe que son espacios sin alma, y que los sostiene y alimenta la superficialidad del instante y la vacuidad y putrefacción del entorno.

¿Cómo cerrarles el paso? ¿Cómo desviarlos oportuna y decididamente del camino que conduce hacia nuestro corazón y al centro mismo de nuestro espíritu? ¿Cómo -¡Oh Cristo Padre!-, bajarle un poco la velocidad a sus terribles pretensiones de expansión y sometimiento?

¡Creo que practicando la solidaridad y reviviendo en esencia el alma de nuestras antiguas e innegociables utopías!

El Nacional

La Voz de Todos