Salí de Israel la noche en que empezó el bombardeo. El aeropuerto estaba casi desierto porque eran las fiestas de Año Nuevo. Una gran suerte!

Pronto comenzó otro bombardeo, el de los canales de televisión y la propaganda sobre los muertos civiles, porque ya sabemos que cada israelí vale por diez mil palestinos. USA involucrado hasta el tuétano en la guerra de Ucrania, tuvo que de inmediato reorientar su maquinaria de guerra para apagar un fuego que ha insistido en ignorar durante cinco décadas en que el mundo le ha dicho tiene que reconocer dos Estados donde siempre existió convivencia y armonía entre dos pueblos que comparten lugares sagrados, hasta la llegada del sionismo. Siendo USA el único país en oponerse a todas las resoluciones de la ONU, junto con Israel.

Hoy las escenas de las madres y sus alaridos, de ambos lados, son aterradoras. Gente común del pueblo que a lo que aspira es a vivir, trabajar, tener una familia, danzar, beber, tener prole, como en todas partes del mundo, víctimas del monstruo de una guerra que como cáncer se nutre el armamentismo y sus ganancias.

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MAldita guerra. Los cadáveres de la infancia derribaron la mucha alegría que me provocó poder presentar mi obra de teatro Andrea Evangelina en el Teatro Carlos Tercero, en el Escorial, el más antiguo de España, una joyita arquitectónica esta vez bajo la dirección de Ruth Emeterio y Cándido Abad, y la magistral actuación de Santiago Alonso, en sus múltiples roles. Todos invitados por el Festival de la Hispanidad que se organizó de manera conjunta con la Embajada dominicana en Madrid. El día 11 ya concluimos las presentaciones, esta vez en el gran circuito Teatros del Canal de Madrid y ya me imagino a Evangelina diciendole a Ana Moscoso: ¡Quien lo hubiera dicho!.

Este logro teatral sin precedentes para Evangelina y el grupo que por primera vez viaja a Madrid, se agrio con la tristeza de esta guerra, que además atrapa una joven madre que acaba de llegar como embajadora a Israel, y aun espera que le resuelvan desde la vivienda, el vehículo y el pago de almacenamiento de sus cosas, hasta un personal que pueda cubrir una embajada hasta ahora sin suerte, llena de comerciantes y especuladores en el pasado, de mitómano en el presente, y de calumniadoras exempleadas despechadas y empecinadas en ser jefas donde han reinado por décadas, expertas en la difamación.
y el arribismo social.

Solo esperamos que el canciller actúe como el presidente, como un ser humano, que llama y se preocupa, y en vez de reprimir a una madre corriendo hacia un búnker y filmada sin permiso, no practique la impiedad, y sin saberlo, la llame para reprimirla y añadir a sus múltiples angustias; sino para expresarle su solidaridad, y agilizarle todos los trámites.