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Jacques Viau: poeta de dos patrias

Jacques Viau: poeta de dos patrias

Una vez hubo un poeta entre dos patrias y con una solidaridad profunda hacia los pueblos más sufridos de la Tierra. Un poeta haitiano que sacrificó su vida por la patria dominicana y cuya obra, breve pero intensa, es muy difícil de hallar. Es por eso que celebramos el enorme esfuerzo de Luna Insomne Editores al reeditar “Permanencia del llanto”, de Jacques Viau Renaud.

La cabeza de este proyecto es el poeta y editor Luis Reynaldo Pérez, quien se ha decidido a rescatar parte de la rica y pocas veces reeditada tradición poética nacional.

Es harto conocido que en República Dominicana lo que existe como industria editorial, no es más que una pálida actividad muy lejos de lo que normalmente suele ser en otros suelos como Argentina, México o Colombia.

Fue el poeta inglés Dylan Thomas quien nos llamó a rabiar “contra la muerte de la luz” y su voz, según interpretamos, ha encontrado eco en este proyecto independiente al concebir una colección poética dominicana denominada “Cocuyos” que, como explica una nota de su editor, busca llevar a la luz de los nuevos lectores algunos de los títulos esenciales de nuestra poesía.

Entonces, por qué empezar por un poeta extranjero, la respuesta es que esto no es del todo cierto, aunque se sabe que el origen de Jacques Viau data del año 1941 en Haití, en el seno de una familia clase media, con buena formación intelectual, que migró hacia República Dominicana huyendo de la persecución política. Para ese momento, quien se convertiría en una de las principales voces de la generación poética del 60, contaba con apenas seis años de edad.

Una vez terminada la horripilante dictadura de Trujillo en 1961, el joven Jacques, quien clamaba a la brisa: “muéstrame de otros lugares el llanto”, se unió a los movimientos sociales de vanguardia para defender la dignidad y el porvenir de los pueblos, en especial este que lo acogió como un gran poeta, donde además se convirtió en símbolo de lucha revolucionaria y sacrificio total.

Según el escritor Andrés L. Mateo, él “era un ser atormentado” que “radicalizó sus reflexiones respecto del destino inmerecido de su pueblo”, también “un junco sintiente” en medio de los acontecimientos que estremecieron la ciudad de Santo Domingo.

Pese a la ebullición política y las corrientes poéticas del momento, hay mucho más que pólvora y militancia en la obra de Jacques Viau, hay un precoz y esmerado poeta, agudo como espina y sangrante como un mártir. No hay panfleto en sus versos, abunda la conciencia artística en coexistencia con la social, le canta al dolor, al llanto, a la lucha contra las injusticias y al origen de la angustia en la vida del hombre. Ante tanta pureza de corazón, con toda honestidad, nos arrodillamos, se nos erizan los pelos ante tanta pasión y solidaridad.

Su poesía no desmaya, casi no se detiene en temas triviales o ajenos a la lucha revolucionaria, sin que ello, insistimos, se constituya en una desventaja estética, nada de eso; su fuerza, su vuelo, son admirables. Es poseedor de una madurez de pensamiento de compromiso y convicción sorprendentes para alguien que no alcanzó siquiera los 25 años. Abundan en él las interrogaciones, el reclamo de respuestas ante tanto dolor y miseria inmerecidos: “¿Qué ha sido del hombre? / ¿Qué ha sido de la vida en esta tierra? / Nada ha permanecido tanto como el llanto”.

Jacques Viau Renaud falleció a los 24 años, el 21 de junio de 1965 en un hospital de Santo Domingo, seis días después de caer herido por una granada de mortero lanzada por el ejército invasor estadounidense. Murió defendiendo la República Dominicana y a partir de ahí nació el mito del poeta entre dos patrias, a quien póstumamente el presidente Francisco Alberto Caamaño le otorgó la nacionalidad dominicana.

El mismo año de su muerte fue publicada de manera póstuma su obra más emblemática, “Permanencia del llanto”, con prólogo de Antonio Lockward Artiles. Hoy la tenemos nuevamente en las manos gracias a Luna Insomne Editores.

El autor es escritor