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Josefa Pérez de la Paz, Chepita

Josefa Pérez de la Paz, Chepita

Susi Pola

Este mes es para recordar a las mujeres que, con su participación, a riesgo de su integridad y vida propia, hicieron posible la República Dominicana libre e independiente que suponemos hoy. Fueron las mujeres de febrero, las mujeres de la patria.

A las febreristas se las llamó “Comunicadas”, por su rol en los diferentes escenarios de la conspiración patriótica, ya sea bordando una bandera, escondiendo en su casa a los Padres de la Patria, preparando los cartuchos que se usaron en la memorable noche del 27 de febrero, llevando de un lugar a otro la pólvora escondida entre sus faldas, denunciando desde el teatro, y estando presentes en la puerta del Conde la noche del 27 de febrero.

A Josefa Pérez de la Paz, conocida mejor como doña Chepita, hay que nombrarla de primeras, porque, cuando el movimiento independentista comenzaba a desgastarse, allá por 1838, prestó su casa para que se fundara la Trinitaria, sociedad secreta y patriótica que logró la independencia de la República Dominicana y nos fundó como nación. Fue depositaria de la confianza de Juan Pablo Duarte y la primera en enterarse de los propósitos revolucionarios de él y La Trinitaria.

Además, era la madre de uno de los nueve trinitarios, Juan Isidro Pérez, y consintió en recibir en su casa al grupo de conspiradores ignorando cualquier prurito religioso y aprovechando estratégicamente el bullicio de la festividad Del Carmen, en ese momento en desarrollo rompiendo los esquemas tradicionales de la época.

Mientras los hombres deliberaban, doña Chepita vigilaba la calle, asumiendo todos los riesgos que implicaba esta colaboración con la primera organización política de la República Dominicana, con lo que aportó una valiosa cuota al proceso de la historia de nuestra independencia.

Los historiadores e historiadoras realzan la capacidad de guardar el secreto de la Sociedad, que tuvo doña Chepita, no solo porque “era parte de la cultura política de las mujeres en ese momento, sino además, porque era una persona de gran valor”, como refiere la historiadora y miembra de la Academia Dominicana de la Historia, Adriana Mukien Sang Ben, en una artículo de la periodista Ángela Peña, en enero de 2005.

Josefa Pérez de la Paz, conocida mejor como doña Chepita, madre del prócer Juan Isidro Pérez, tiene méritos propios ganados por su convicción, valentía y entrega aguerrida a la causa independentista y hay que reconocerla.
Ojalá, se atrevieran a que, una de las grandes avenidas de nuestra capital, tituladas con nombre foráneos, ¡nos la recordara siempre!