Opinión

Juan Bosch y la ética

Juan Bosch y la ética

Oquendo Medina

Los dominicanos nos vimos precisados a esperar, sin dejar caer al suelo nuestros sueños verosímiles, por el nacimiento del hombre llamado Juan Bosch (quien nació el 30 de junio de 1909, en la ciudad de La Vega), para que volviera a renacer en nuestra Nación otro hombre de la estatura moral y ética, en el ejercicio de la vida pública y privada, de los patricios Juan Pablo Duarte y Ulises Francisco Espaillat.

Bosch nació 33 años después de la partida de Duarte y 31 de la ausencia física de Espaillat. No cabe duda alguna: la génesis del pensamiento moral, social y político de Bosch la encontramos en los patriotas recién mencionados. Naturalmente, jamás podríamos ocultar y, mucho menos pretender soslayar, todo lo positivo que hubo en el encuentro entre Bosch y el puertorriqueño don Eugenio María de Hostos, en 1938.
El mismo Bosch se encargó de hacer público el impacto efectivo que tuvo con él la lectura y análisis de los originales de los trabajos de Hostos, llegando a afirmar que tan noble tarea “le permitió conocer qué fuerzas mueven, y cómo la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”.

Al dar por terminada tan honrosa labor, el profesor Bosch expresó lo siguiente del maestro: “Hostos fue para mí, en realidad, un maestro a través de su obra, que transformó mi destino.

Antes de leer la obra de Hostos y era un proyecto, un proyecto no claro, no bien concebido ni expresado, un proyecto de hombre que quería hacer algo por su pueblo y por los pueblos latinoamericanos.

Y después de eso… después de haber leído completa la obra de Hostos, entonces ya yo sabía qué tenía que hacer y cómo tenía que hacer para servir a mi pueblo y servirle a los pueblos de América latina”.

El Nacional

La Voz de Todos