Iván Rosa, propietario del Grupo y de la Granja FitLine, fue denunciado por Carolina Fonfrías en diciembre de 2021, de haberla violado sexualmente en el transcurso de una evaluación física para aplicarle el programa “Salud y transformación de Vida” que, el autodenominado “médico”, sin exequátur, como se comprobara en un programa de Alicia Ortega, le realizara.
La víctima en la denuncia habló de aceites untados, explicó su imposibilidad de reaccionar y que, lo único que pudo hacer, fue tener los ojos cerrados, las manos agarrando su propio cabello, esperando que todo terminara con mucho miedo y chocada por la sorpresa, de sueño irreal.
En ese momento, la justicia fue lenta en su investigación, perdiendo pruebas fundamentales, sin allanar el local inmediatamente ese día, donde se hubieran obtenido pruebas importantes y evitado el transcurso de largos meses hasta dictarle prisión, oportunidad que tuvo el denunciado y supuesto depredador de seguir sus acciones delictivas.
Las personas que reciben a las víctimas si no tienen el suficiente conocimiento del fenómeno de la Violencia Contra la Mujer, incluyendo un propio proceso del desmonte emocional y cultura de sus limitaciones, no reciben sanamente a una mujer agredida, sobre todo, en el caso de una mujer adulta violada sexualmente. Y muchas, desestiman procesos que las revictimizan.
Pero Carolina Fonfrías es una resiliente que decidió mover a la justicia, en su propio nombre y en el de todas las mujeres, porque trascender al dolor del crimen recibido, reconociendo que es a las mujeres todas, es el punto de partida para la resiliencia y la mayor fuerza de una víctima.
Asistida por su abogada Patricia Santana, feminista y conocedora a fondo de la Violencia de Género Contra las Mujeres, y por la Fiscal del D. N., Yuderky Utate, terminaron un largo proceso en el que, se implicaron muchas personas, para bien y, también, para mal.
El martes 5 de diciembre pasado, la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional luego de evaluar a fondo consideró que habiendo pruebas suficientes que comprometen al imputado y lo hacen culpable, merece 12 años de reclusión mayor en el Centro Correccional Najayo Hombres y el pago de 3 millones de pesos de resarcimiento.
Más de 20 mujeres a través de las redes, se solidarizaron con Carolina refiriendo haber sufrido abusos similares del imputado, sin embargo, gozando de “prisión domiciliaria”, su empresa sigue funcionando con el riesgo que conlleva.
Qué la condena en primera instancia sea suficiente para encarcelarlo y quienes deben, cumplan en justicia.