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La imperiosa necesidad de la preciada fuente energética ha hecho preguntarse a muchos sabios, sí traerá el gas la paz a Europa.
Sin embargo, la compleja geoeconomía del gas nos coloca en una gran incertidumbre ante la potencial posibilidad de construir el gasoducto Qatar-Europa, vía Siria y Turquía.
Esta ingeniosa y riesgosa propuesta pasa por desplazar la vía más expedita el gasoducto Irán-Europa, teniendo como ruta por igual Siria y Turquía.
Este último proyecto no tuvo lugar anteriormente dado las complicaciones en el escenario geopolítico mundial; pues siendo Rusia un aliado estratégico de Irán, no era propio debilitar el envidiable posicionamiento del gas ruso en el suelo europeo.
Pero, esta circunstancia está a punto de cambiar, si se abre la nueva ruta del gas Qatar-Europa. Y, he aquí donde se presentan lo que los chinos llaman el pollo del arroz con pollo.
Pues, esta complejísima situación nos revela una interesante coincidencia de intereses entre Rusia y los EE.UU. en el apetecido mercado europeo.
Si bien Rusia se vería relativamente perjudicada por la realización del mencionado gasoducto qatarís. Al mismo tiempo, ante la posibilidad del mencionado megaproyecto gasífero, la patria de Abrahán Lincoln (emancipador de los esclavos), sería el mayor perjudicado; ya que actualmente es el proveedor más importante de gas al mercado europeo. Y, quien hasta ahora ha fungido como una especie de protectorado para el viejo continente, como ha explicado el erudito de Brzezinski en su obra “El gran tablero mundial”.
Por lo que, podemos avizorar un entendimiento en la geoeconomía del gas entre dos grandes, Estados Unidos de América y la Federación de Rusia en aras de preservar un importante mercado.
Salvo que las grandes transnacionales estadounidenses sean dominantes en la producción del gas qatarís.