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La masacre en Radio Patrulla en abril del 65

La masacre en Radio Patrulla en abril del 65

SAN FRANCISCO DE MACORÍS.- La matanza de más de 60 soldados, en su mayoría pertenecientes a la Marina de Guerra,  en Radio Patrulla, el domingo 25 de abril del 1965, y la cual fue hecha por un sargento, solo conocido como “El Pinto”, fue un espectáculo dantesco y del cual el Primer Teniente Médico retirado, de la Policía Nacional, José Manuel Lozano González asegura, solo se le podría borrar con la muerte.

   Hombre leal al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, de quien dijo guardar muy buenos recuerdos, sobre todo, aquellos  cuando luego de una jornada de trabajo jugar una partida de dominó en el propio patio de la institución.

  Es el día 24 de abril, a eso de la 6 de la tarde, el primer teniente médico José Manuel González Lozano llega a Radio Patrulla y es ahí donde se entera a través de un compañero, sobre lo que ha estado pasando hasta ese momento en el país.

  “Eran las 6 de la tarde cuando llegué al servicio que me tocaba como médico, no pasó mucho rato cuanto un compañero oficial me pregunta  ¿y tú tiene ropa  de civil? Yo me quedo chivo porque no sabía lo que estaba pasando y al enterarse de que no sabía nada me interrumpe y me dice, no no no, son cosas mía, pero más luego me entero de que dentro de Radio Patrulla había un grupo de oficiales que tenía planificado desertar esa misma madrugada del domingo”, dijo.

  El ambiente estaba caldeado, por doquier, según recuerda Lozano se percibía como que algo raro estaba pasando, solo que el hoy teniente médico retirado no sabía que era, cosa que pudo comprobar minutos después cuando esa tarde unos soldados pertenecientes a la M de G. no encuentran vehículos para llegar la Base Naval de Las Calderas y la Jefatura de Estado Mayor de dicha institución castrense, la cual estaba ubicada en uno de los edificios de la Secretaría de Estado de Agricultura 19

  Es ahí cuando deciden tomar un trayecto más corto y caminando por la zona de Radio Patrulla,  en las inmediaciones del Centro de los Héroes, son interceptados ante la orden general de que se apresara a cualquier soldado que estuviera realengo por las calles 20

  Al llevarlos presos los conducen directamente hasta un estrecho cuarto que solo tenía una puerta, porque Radio Patrulla no tenía cárcel, en donde ya habían otros detenidos que estaban en iguales circunstancias, en cuyo lado había un consultorio odontológico, el cual era compartido por los doctores Lozano González y Edmundo Hoellmont Roque, también de la PN.

  “Todo comenzó porque hubo una voz que se difundió que iban a tomar a Radio Patrulla, razones habían, pero la principal era, que todos los muertos de las calles, los rifles que lograban alcanzar, los tomaban  y los llevaban al hospital Marión, porque era un sitio grande y nunca pensaron en Radio Patrulla, pero se corrió la voz de que iban a asaltarnos”, recuerda.

  Para Lozano, además del ambiente de guerra que vivía el país, había una confusión muy grande, debido a que nadie sabía quién era quién en ese momento.

  Con los rumores que imperaban en el ambiente, el recinto tuvo que ser reforzado y según narra, ese ataque se podría llevar a cabo en cualquier momento, por lo que el nerviosismo se apoderaba cada minuto que pasaba de cuanto alistado habían allí.

  “ No se si fue un tiro que accidental o no, el que se le zafó a uno de los que estaban de guardia, porque déjame decirte que allí además había mucha tensión, óyete allí se armó un tiroteo y todo el mundo tiró, inclusive habían militares en la azotea del Banco Agrícola, entonces escuchamos ráfagas repetidas y corrimos a ver desde donde procedían esa detonaciones que se venían escuchando y ahí estaba El Pinto, y solo paró de disparar cuando se le acabaron las cápsulas yo lo empujé y lo sometí a la obediencia como oficial presente con rango superior”, recuerda.

  Luego de someterlo a la obediencia, tanto Lozano como los demás policías que estaban presentes comenzaron a cargar los heridos y llevarlos hasta el hospital militar Lithow Ceara, mientras que los muertos eran llevados a lugares diferentes y en los baúles de los carros disponibles que habían en Radio Patrulla 21.

Lunes 26 de Abril

  Muy temprano en la mañana, del lunes 26 de abril, el primer teniente Lozano González es llamado por Claudio Caamaño, para que este se presente de inmediato al Palacio de la Policía Nacional, donde estaba el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó establecido con otros jefes policiales, militares y civiles constitucionalista 22

  “La orden de Caamaño fueron que yo me quedara en Radio Patrulla junto a otros compañeros oficiales, para de esta manera poderle reportar al Coronel todo cuanto aconteciera en esa dependencia, además yo era un hombre de mucha confianza tanto para Caamaño como para Claudio”, sostiene.

  Sin embargo González asegura, que por orden estricta del propio Caamaño, tanto él como el doctor Eduardo Segura tienen que además de su presentencia en Radio Patrulla, hacer sus servicios regulares en el mismo palacio policial, debido a que eran muchos los heridos que había que curar 23

  Ese mismo día lunes 26, recibe otra orden de Caamaño para que además de las responsabilidades descriptas anteriormente y durante el tiempo que duren los conflictos fuera Lozano su médico de cabecera.

  “Recuerdo que me dijo -mira, tu eres médico, yo necesito tener un médico de confianza, así que tu sitio de estadía va a ser el Padre Billini y aquí el Palacio de la Policía    – el cual estaba en la zona tomada por los constitucionalistas, es decir que Caamaño tenía el control absoluto del área”, recuerda.

Después de la Guerra

  Luego de finalizada la guerra, Lozano se va del país y se establece en España, en donde lograr hacer una especialidad en Cirugía Oncológica.

  Regresa al país en el 1971 y permanece hasta el 1973, para luego otra vez volver a irse, a través de una beca militar pero esta vez a realizar otra especialidad en Tratamiento Químico del Cáncer, en Italia.

  De Italia pasa a Angola a un hospital misionero católico en donde ofrece sus servicios de medicina especializada en tratamiento de cáncer.

  “Me salve de casualidad, porque cuando Francisco Alberto vino en el 1973, yo estaba aún fuera, Claudio que estaba en Chile es llamado por el Coronel y este le explica el plan, viene, pregunta por mi y no me encuentra, además a mi se me necesitaba como profesional de la medicina para lo que se presentara” 24.

El Nacional

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