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La nota de Félix Bautista

La nota de Félix Bautista

Namphi Rodríguez

En el momento de escribir esta columna, un debate solapado toma cuerpo en la opinión pública sobre las razones por las que el senador Félix Bautista marca una nota discordante con la posición oficial del vocero de su partido, Dionis Sánchez, sobre un posible pacto PRM-PLD para elegir la nueva Cámara de Cuentas.

“Lo más lejos que tenía en mi vida era ver al PRM negociando con Félix y la sociedad civil”, escribe en su cuenta de Twitter la perspicaz periodista Yanessi Espinal, editora política del diario El Caribe.

La ironía de la periodista abre un mar de interrogantes sobre el papel del senador Bautista en un posible pacto para la composición de la Cámara de Cuentas y las razones que le mueven en esta maniobra.

De antemano, Félix Bautista formó parte de la comisión sanatorial que evaluó las cinco ternas que le sometió la Cámara de Diputados al Senado para la escogencia de los representantes del órgano fiscalizador.

A lo interno de la Fuerza del Pueblo, el vocero del bloque sanatorial, Dionis Sánchez, venía advirtiendo sobre un extraño pacto PRM-PLD y sectores que medran alrededor de Leonel Fernández para descarrilar la estrategia congresional de los pueblistas.

Esos sectores internos propician una “política pragmática” que antepone resultados personales y coyunturales a una línea ideológica y coherente de esa organización. “Representan un partido dentro del partido y sólo buscan proteger sus kilómetros cuadrados de poder”, al decir de algunos observadores.

Lo peor es que a lo interno de la Fuerza del Pueblo nadie cuestiona públicamente si las carreteras que trillan llevan a alguna parte.

La autocensura no sólo galvaniza a un lobo con piel de oveja que desguaza la institucionalidad partidaria, sino que también promueve un cesarismo democrático alrededor de Leonel Fernández para concentrar las decisiones importantes y trazar ocultamente su propia hoja de ruta.

El gran riesgo es que esa cofradía se presenta como una desueta concepción democrática en la que priman los números sobre los valores.
Su práctica política es distópica y pandémica y se obsesiona por la obediencia y la sumisión al poder de turno.

Por esa razón, basta leer, mirar o escuchar los medios de comunicación para constatar que hay un desconcierto entre los seguidores de la Fuerza del Pueblo por la errática línea política frente al PRM y al gobierno.

Dicho malestar lo pudiéramos expresar con claridad meridiana en la frase de Ortega y Gasset “no sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”.
La gran pregunta que pulula en corrillos de los pueblistas es ¿somos ciegos? ¿O sólo somos miopes a la espera de correctivos?.

Por: Namphi Rodríguez
namphirodriguez@gmail.com

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