Mientras veía en la pasada campaña electoral el debate entre los candidatos presidenciales noté que todos, sin excepciones, se manifestó a favor de una reforma fiscal que aumentara los ingresos del Estados, a fin de hacer menos deficitarios el presupuesto de la nación.

Pues bien, llegó el momento de hacerla y correspondió al presidente Luis Abinader, uno de los participantes en el debate, ya que aspiraba a la reelección para un segundo mandato.
La actual reforma fiscal no es un invento de alguien desde el confort de una oficina pública, es parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo, pero que ningún otro gobierno había tenido el coraje de presentarlo a la población por temor al costo político que implica.

Hay analistas que afirman que desde que se apruebe la reforma, la popularidad del presidente Abinader podría bajar hasta un 15 por ciento, pero que el paso del tiempo y los resultados positivos que se deriven de ella hará retornar esa simpatía.

El proyecto presentado por el Gobierno está sustentado en cuatro ejes, que incluyen la protección social, inversiones públicas y la persecución de los evasores. Este último tema ha sido la espinita en el zapato de los gobernantes anteriores.

Hay que tener claro que para atender las demandas de servicios básicos de la población, porque esos servicios básicos implican aumento del gasto público y no pueden seguir siendo financiados con endeudamiento.

Esta reforma podría servir de muro de contención a la deuda del país, que cada año crece como la verdolaga. A lo que el Gobierno y la sociedad aspiran es que esta reforma sirva para establecer reglas claras e igualitarias en el comercio, la industria y otros renglones de la economía.

Existen múltiples leyes de incentivos; pero los incentivos no pueden ser eternos. Solo deben existir para ayudar a las empresas a establecerse mientras logran ser rentables.

El proyecto está ahí, ahora falta que los legisladores, del oficialismo y la oposición, asuman sus responsabilidades de aprobarla en el menor tiempo posible. Unos y otros no deben olvidar que Leonel Fernández, Abel Martínez y Luis Abinader manifestaron su apoyo a la misma.