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La soledad del poder

La soledad del poder

Producto de mi juventud, es posible que muchas imágenes y recuerdos del episodio político nacional se encuentren un tanto borrosas (dejando fuera la reconstrucción que pudiera una persona hacer por motivo a estudios históricos y recolección de datos).

Sin embargo, hay un recuerdo sin opacidad alguna, la imagen del expresidente de la República Joaquín Balaguer caminando por el Mirador Sur luego de su salida del poder. Ya poco vigoroso, visión limitada, el peso de los años cargados en sus hombros, únicamente acompañado de Rafael Bello Andino y algunos de sus hombres más cercanos; sin todo ese tumulto de personas que tupían las vías cuando se encontraba en el poder.

Esta fue la primera vez que estuve cerca de una definición cognitiva de lo que se denomina “La soledad del poder”. Este concepto, a diferencia de lo que muchos entienden, no se trata únicamente de la ausencia de personas a su cercanía, sino de entender que realmente no se tiene poder alguno, que sobre los subordinados o personas allegadas no se puede ejercer ningún tipo de influencia que produzca de estos una acción esperada por la persona que se supone tiene el poder.

La soledad del poder puede llegar incluso estando en la cúspide de los poderes, es decir, esta puede tocar la puerta incluso de un presidente, sucediendo esto cuando a pesar de ser el jefe de Estado los subordinados no acatan las órdenes o mandatos dados por dicha persona.

Un ejemplo de esto, fueron los resultados de las elecciones presidenciales celebradas el 5 de julio de 2020, donde muchas de las figuras más cercanas al expresidente Leonel Fernandez dieron su apoyo al candidato del oficialismo, Gonzalo Castillo, cuando se suponía que estos eran del cuadro clave del expresidente Fernandez en las distintas provincias y municipios donde estos son autoridad actualmente; e igualmente, sin miedo a equivocarme, será un buen ejemplo lo que le sucederá al presidente saliente Danilo Medina, cuando muchos de sus cuadros cercanos entenderán que su pase a la libertad ha llegado.

Sin la mayoría en ninguna de las cámaras del congreso, sin el poder ejecutivo a su favor, un Partido de la Liberación Dominicana donde muchas figuras políticas intentaran surgir como un nuevo liderazgo, el todavía presidente Medina se encontrará abruptamente con la soledad del poder.

Enfrentándose a grandes retos como será un Partido de la Fuerza del Pueblo tratando de ser la opción más aceptable como oposición, y Partido Revolucionario Moderno tratando de limpiar el récord histórico de algunos de sus hoy integrantes, como fue el gobierno del expresidente Hipólito Mejia.

Aunque es muy probable que Medina tenga mayores problemas para evitar que su persona como figura política sobreviva, como es su impedimento constitucional a ser candidato presidencial nueva vez, el hecho de ser en los próximos días el objeto en la mira de los ataques por su gestión y algunas operaciones cuestionables socialmente por parte de sus funcionarios.

Entre tanto, podrá recitar un fragmento de la estrofa del bolero compuesto por Palito Ortega e interpretado por Rolando Laserie: “Hola Soledad, esta noche te esperaba…”

Por: Christian González
christian.klilo@gmail.com

El Nacional

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