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La suerte de Abinader

La suerte de Abinader

Luis Pérez Casanova

Como pariente de Urania Mueses, la esposa de Salvador Estrella Sahdalá, el doctor José Rafael Abinader era una persona de confianza en la casa, donde con frecuencia solía almorzar. Esa cercanía incidió para que se involucrara desde un primer momento y estuviera al tanto de los pormenores de la conspiración para ejecutar al dictador Rafael Trujillo.

En sus memorias “Contando los días”, Abinader señala que el 30 de mayo de 1961 estaba en la casa del matrimonio Estrella Mueses con los conjurados cuando llegó el teniente Amado García Guerrero con la información de que esa noche Ttrujillo viajaría a San Cristóbal y que además lo haría solo. Se organizaron entonces todos los preparativos para enfrentarlo, pero, por precaución, Abinader, César Estrella Sahdalá y Máximo Mueses fueron excluidos de la acción para que ellos se ocuparan, si algo salía mal, de proteger a la familia.

El padre del presidente Luis Abinader y fundador de la Universidad O&M cuenta que sobrevivió de puro milagro a la tenaz persecución desatada contra los participantes y relacionados en la conjura. Me contó, y así lo consigna en sus memorias, que para no perderse los acontecimientos la noche del tiranicidio había salido con una novia suiza que tenía a dar un paseo por el malecón, por las proximidades del lugar donde ejecutaron al déspota. Tras la balacera no tardó mucho tiempo para que miembros del SIM lo detuvieran y condujeran a la oficina de la agencia. Cuando se le preguntó qué hacía en el sitio, Abinader dice que respondió que estaba paseando con su novia.

Todo parecía normal hasta que Abinader ve que llevan amarrado y sangrando por los golpes a Luis Jiménez, un muchacho que por servir de camarero y en los más diversos servicios en la residencia Estrella Mueses conocía uno por uno a todos los conspiradores y a quienes estuvieron en ella la tarde del 30 de mayo. Bajo tortura le preguntaron si conocía o había visto al doctor Abinader, señalado en el momento como el hombre que está sentado en ese banco, y el joven, aunque sabía incluso la misión de Abinader de proporcionar asistencia económica a los familiares si algo salía mal, respondió que jamás lo había visto. Abinader dice que respiró, pero sin inmutarse.

La extraordinaria prueba de valor ofrecida por los protagonistas de la gesta del 30 de mayo es digna de resaltarse y colocarse siempre en un primer plano. Pero también es importante conocer el riesgo que asumieron en la lucha por la libertad y la democracia figuras como Abinader y muchos otros que ni siquiera se mencionan entre los que expusieron su vida para terminar con la tiranía, con la esperanza de legar un mejor país a la familia dominicana.