Opinión

La transparencia pública

La transparencia pública

Oquendo Medina

El término transparencia se contrapone al de corrupción. El primero es diametralmente opuesto al segundo. Ambos han existido en todos los regímenes conocidos. Pero para desdicha de la humanidad, el fenómeno de la corrupción, que no es privativo, es un engendro maligno típico de la ambición extrema de los seres humanos.

El ejercicio ético ha de ser permanente. La inmensa mayoría de los actores políticos de hoy día (nuevos gestores públicos) muestran cierta indiferencia ante la necesidad de formación, capacitación y educación en una cultura ética y transparente.

Si realmente pretendemos enfrentar a la corrupción administrativa, entonces los temas propios de la administración pública deberían abordarse desde la perspectiva de un enfoque que tenga como centro el comportamiento ético y transparente del servidor público.

No resulta casual que muchos servidores públicos, fundamentalmente los funcionarios, llegan a posiciones jerárquicas sin prestarle la atención exigida a la cultura ética y transparente. Se olvidan de la importancia para la sociedad de su responsabilidad social y de su conducta humana.

Estoy convencido de que además de las normas, los reglamentos, los decretos y las leyes que hemos producido orientados al fortalecimiento de la prevención de los actos de corrupción, necesitamos la aplicación permanente de políticas concretas que fortalezcan a los servidores públicos en lo referente a una conducta ética y transparente.

El Nacional

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