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Legalización

Legalización

José Manuel Castillo Betances

Contrario a los que algunos analistas pro legalización del mercado de las drogas consideran favorable, el informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), nos revela que la legalización de las mismas lejos de resolver el problema lo agudiza haciéndolo más complejo.

Los hechos anotan que la liberalización de narcóticos está conduciendo al incremento de la producción y consumo de cannabis, cocaína y las peligrosísimas drogas sintéticas, así como la diversificación de mercado, llegando más allá de EE.UU., Europa y Asia, a África y América Latina, agravado con la carencia de programas para el tratamiento de los adictos, que ha incrementado el número de personas con trastornos psiquiátricos, suicidios y hospitalizaciones.

Lo que nos conduce al peligro de desarrollar comunidades de zombis, de personas totalmente enajenadas, pululando sin rumbo en las calles. Vale decir, la cura es peor que la enfermedad.

A este drama infeliz se debe sumar el incremento a nivel global de personas que se inyectan drogas alcanzando a no menos “de 11.2 millones de adictos. Siendo la mortal enfermedad de hepatitis C la compañía de la mitad de estos consumidores, 1,4 millones viven con VIH y se estima que 1,2 millones” viven con ambos padecimientos.

De esta manera, podemos notar que para el 2010 el nivel de consumo global andaba por los 210 millones de personas, y, hoy el informe nos indica que técnicamente “284 millones de personas consumieron drogas en 2020” ; con el agravante de que en su mayoría son jóvenes menores de 35 años, siendo estos los que más tratamientos demandan por los trastornos causados por el consumo de estupefacientes.

La legalización del flagelo de las drogas conduce a un flujo mayor de recaudaciones fiscales, y en caso del cannabis en efecto así ha sido, sumado a una reducción de detenciones por consumo de la citada droga. Pero las revelaciones que nos proporciona el informe global sobre la producción, tráfico y consumo de narcóticos, nos plantea que la relación costo beneficio a la postre es perjudicial para la sociedad.

Hay países donde el consumo de estupefacientes, especialmente de fentanilo está causando estragos. Específicamente, la sobredosis en el consumo de esta droga mortal ha causado “107 mil muertes en los Estados Unidos, en 2021; experimentando un incremento en decesos por consumo de un 16%, al compararse con la cifra de 92 mil víctimas mortales en 2020”.

A tan mortal drama humano debemos sumarle el impacto medioambiental, que da cuenta el informe ONUDC citado, del incremento de la deforestación provocado por el cultivo de coca; así como los residuos químicos de la fabricación de “las drogas sintéticas que afectan al suelo, el agua y el aire, impactando los animales y las cadenas alimentaria”.

El Nacional

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