Ha querido el azar que Leonel como Balaguer se plantearan estrategias similares con dos sectores de la nación: juventud, Leonel; el hombre rural y Balaguer luchando contra la desigualdad y la pobreza histórica del campesino. Leonel ha señalado “que la mayoría de los juramentados en su partido son jóvenes, mujeres, y con ellos se construye la esperanza del futuro”.
La verdad que él le ofrece el perfil de porqué confiarle su futuro pues responde y expone con coherencia y precisión lo que esa franja etaria que va de los 18 a 45 años, que representa un 60 % de la población, plantea salir del estancamiento a través del desarrollo económico, y las señas de identidad se las brinda como político que lleva un discurso en esa dirección, como referente de que su éxito en el camino de la política no solo ha sido su éxito político y social, sino que por su gestión se colocó el país como referente de muchas conquistas democráticas y del estado social de derecho.
Un gesto sin precedentes en la historia política del país es que en sus gobiernos se dio inicio a grandes obras en beneficio de los jóvenes dominicanos. Eso fue posible por su particular y extenso uso del diálogo y el contacto con jóvenes de todos los niveles.
Sus iniciativas: creó el Ministerio de la Juventud, ampliación de la UASD, ITSC, ITLA, y centros tecnológicos rurales que acercaron el joven rural a la universidad, Parque Cibernético, instalaciones deportivas, la Arena de Santiago y Club Mauricio Báez; el METRO, Inglés de Inmersión, Bibliotecas, ley de cine, entre otros; es decir, ha sabido conectar con ese sector vertebrando un hábil manejo de las redes sociales y la tecnología aún despierte amor y odio, pero polariza a su vez con el presidente Abinader. Pero, además, es hereditario de un conglomerado de conservadores que también le inspira confianza como comienzan a confirmar las previsiones de encuestas de rigor.