Opinión

Leonel: La dimensión de un líder

Leonel: La  dimensión de un líder

Es increíble cómo sectores políticos, sociales, económicos y mediáticos de la sociedad dominicana han puesto de manifiesto en los últimos dos años los sentimientos más bajos y degradantes hacia una figura política y ex presidente de República.

Creo que en el contexto del sistema democrático dominicano, después de Joaquín Balaguer, el profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez, nadie ha sido tan difamado, irrespetado y calumniado como el ex presidente Leonel Antonio Fernández Reyna. ¡¡Dios mío!!

Es insólito ver y escuchar cómo desde diferentes trincheras, espacios políticos y colectivos de la sociedad civil nacional e internacional salen con frecuencia los ataques más feroces, despiadados, insólitos e interesados hacia la figura del ex jefe de Estado dominicano.

Al parecer, esos sectores no le perdonan al presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que haya ganado de manera democrática tres periodos presidenciales con más de un 50 por ciento, todos en primera vuelta.

O quizás será que esos mismos sectores que le salen como jauría duele en lo más profundo que ese joven político insular haya alcanzado sobre la base de su talento, capacidad política y dedicación un espacio privilegiado de liderazgo en el ámbito regional y global .

Me resisto a creer, que esos mismos intereses todavía no le hayan perdonado al doctor Fernández la aprobación de la propuesta que le hiciera a la Organización de las Naciones Unidas contra la especulación en los mercados de futuro de los alimentos y el petróleo.

Pero a pesar de todos esos improperios, infamias, calumnias, irrespetos y difamaciones hacia la figura política e intelectual del doctor Fernández Reyna, su figura se agiganta, crece como los grandes gladiadores de su estirpe. Su obra material está ahí, su contribución al engrandecimiento espiritual del pueblo dominicano aún permanece, sus realizaciones son evidentes, sus vuelos y sus luces son superiores a los de la recua criolla. Pero que va, no le perdonan .

No quiero erigirme, en este momento, como un defensor rabioso de Leonel Fernández; él no lo necesita. ¿Quién soy yo para defenderlo?, pero estoy en el deber de hacerlo porque lo creo de justicia porque no se puede permitir que bajezas humanas como el odio, la simulación, resentimiento y la intriga se erijan como instrumentos de lucha política en la República Dominicana en pleno siglo XXI.

Que quede claro que el ex presidente Fernández no es un santo, sé que en sus diferentes periodos de gobiernos cometió errores, así como también logró grandes cosas, pero es una canallada pretender aniquilarlo políticamente de la forma más rastrera.

 

El Nacional

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