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¡Llegó la hora de hacer política…Y punto!

¡Llegó la hora de hacer política…Y punto!

Foto archivo

El aparentemente lejano conflicto militar entre Rusia y Ucrania, el cual pone fin a la guerra fría iniciada después de la segunda guerra mundial, amenaza con extender sus tentáculos de terror a los más recónditos lugares del mundo.
De seguro que nosotros no seremos la excepción, por lo que, de prolongarse esa lucha armada, también sufriremos sus consecuencias, las cuales podrán expresarse en lo político, económico y social. Todo apunta a que seremos parte de una crisis mundial sin precedentes.

No es que seamos pesimistas, pero, ante esa realidad lo mejor es comenzar a prepararnos ya, pues, como dice el refrán popular, “más vale precaver que tener que remediar”. Y, en eso de prepararnos con tiempo, lo mejor es comenzar a cambiar el pensamiento, para poder enfrentar la realidad.

Tenemos que comenzar a pensar que, a fuego y sangre hemos construido una nación llamada República Dominicana, y entender que esta es nuestra patria, la cual tenemos que defender como si fuera nuestra propia madre.

Entre las cosas que debemos cambiar, antes de trazarnos un plan nacional en el cual todo debemos quedar comprometidos, es abandonar, definitivamente, la politiquería y comenzar hacer verdadera política.

¿Qué quiere decir esto? Esto quiere decir, en términos reales, que tanto el Gobierno dominicano, como la oposición deben asumir el compromiso, uno, el Gobierno debe fortalecer nuestras instituciones democráticas, aplicando en todo momento el mandato de la Constitución y las leyes.

En segundo lugar, la oposición, que se prepare, educando a la militancia, para no elegir candidatos y candidatas, sin otros méritos, que no sea el de conseguir los votos mediante el soborno proveniente de la corrupción o el narcotráfico y, garantizar con ello, la reproducción de la corrupción y la impunidad.

De igual manera, que los grupos opositores eviten reunir, en torno a un candidato-caudillo que termine apareciendo como un salvador aparente de la situación y que, en consecuencia arremeta contra el Gobierno y radicalice las masas, sin presentar un programa de soluciones reales a los problemas que denuncie.

Y, tercero, que el crecimiento cuantitativo de un partido de masa, sin otro interés que servirle a una minoría de dirigentes que terminarán aplicando la dictadura de la ignorancia, a una población que cada cuatro años pierde la oportunidad de elegir, a los mejores hombres y mujeres de sus respectivas comunidades e impidiéndole, por falta de recursos mal habido, recibir los beneficios que reclama el artículo 142, el cual exige que los cargos públicos deben ser asumidos, por méritos y profesionalización.

Esto no puede seguir así. Es hora de distinguir entre política y politiquería. Hacer política es entender que la política es la “Ciencia que estudia la organización de las sociedades humanas desde la estructura de gobierno y las relaciones de poder.

Se vale de la economía para gestionar los recursos del Estado y del derecho para establecer un orden de las relaciones entre los ciudadanos.

La ideología política condiciona el desarrollo de una nación y, a pesar de representar la voluntad popular, la gestión de un gobierno estará condicionada por sus ideales y su trayectoria a lo largo de la historia”.

Mientras que politiquería no es más que el “Desvarío o accionar desvirtuado que se aleja de lo que es política en realidad”. “Se vale de la corrupción, el chantaje y de diversas estrategias de evasión. Procura una gestión que solo tiene como objetivo defender los intereses y ambiciones de un grupo minoritario del poder”.

La verdadera política debe estar fundamentada en la aplicación de la ley. Hablando de la ley, ya lo dijo nuestro Juan Pablo Duarte: “La ley es la regla a la cual deben acomodar sus actos, así los gobernantes como los gobernados”. Apliquemos la ley ¡Llegó la hora de hacer política… Y punto!.

Por: Andrés Fortunato Victoriá
andresfortunato48@hotmail.com

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