Desde hace ya mucho tiempo el mundo artístico viene viviendo grandes pérdidas de sus estelares debido al lazo que tienen con el consumo de estupefacientes. Recordemos la partida de artistas como Elvis Presley, Amy Whinehouse, Whitney Houston y un etc., para no seguir porque la lista es larguísima. Para nadie es un secreto que el arte que se hace Estados Unidos, Latinoamérica, Asia y Europa nada sobre un lago de fármacos prohibidos.

Como ya es sabido el mundo artístico siempre ha estado ligado al narcotráfico. En los 80’ flotaron muchísimos proyectos, principalmente en este lado del hemisferio.

El merengue dio a luz a muchas estrellas que más adelante se quemaron en el firmamento y más nunca fueron recordados. En Puerto Rico el Departamento Federal se escabulló en los grupos de la isla y descubrió toda una red que desencadenó el apresamiento de figuras como Tempo.

En estos tiempos han estado envueltos en escándalos artistas como Daddy Yankee, Don Omar, Wisin y Yandel, etc., por ser promovidos por “empresarios” y dueños de sellos que trabajan música urbana, que han sido cuestionados y/o apresados, como Raphy Pina, de Pina Records, por casos de lavado.

En México se ha venido viviendo el drama y casi la pesadilla de la nueva moda de los narcos: Asesinar cantantes y músicos que hacen “Tex Mex”. Los lugareños les han bautizado como “Los Narcocorridos”. La moda dicta que cada cierto tiempo sea asesinado un músico o un cantante, muchas veces en plena tarima como es el caso reciente.

Anteriormente Venezuela y Brasil han dado ejemplos de eso. Es como una forma de implantar el terror disuadiendo las mentes de todo el mundo.