Opinión Articulistas

Los papas Leones

Los papas Leones

José Antonio Torres

El cardenal estadounidense Robert Prevost, que fue elegido este jueves como nuevo papa de la Iglesia católica, escogió para su pontificado el nombre de León XIV, uno de los más usados en la historia eclesiástica a través de los siglos.

De hecho, después de Juan, Benedicto e Inocencio, León ha sido el nombre más utilizado por los sucesores de Pedro.

El último había sido Gioacchino Vincenzo (León XIII), quien se destacó por sus posiciones en contra de la esclavitud y la explotación laboral, por lo que fue conocido en el mundo entero.

Sin embargo, otra historia tal vez incluso más llamativa es la del primer papa que llevó este nombre: León I, (El grande).

León, fue un aristócrata romano, fue elegido papa en septiembre del año 440 y su pontificado se caracterizó por una profundización teológica de la doctrina de la Iglesia, en un mundo cristiano convulsionado.

De acuerdo a varios historiadores, León, de quien nadie conoce su nombre real nació en el año 390 y a los 40 años, por los vínculos políticos y económicos de su familia fue ordenado diácono (no sacerdote), por lo que comienza a cumplir misiones tanto para el Imperio como para la Iglesia.

En ese tiempo, debido a su agudeza intelectual, se convierte en consejero del papa Sixto III. Y cuando éste muere en el año 440, León se vuelve su sucesor y asume el nombre de León I.

«León Magno, como se lo conoce, se convierte en papa en un momento muy convulso, en términos doctrinales, porque había muchas decisiones sobre la naturaleza de Jesús», dijo Onésimo Díaz Hernández, teólogo de la Universidad de Navarra, en una ocasión entrevistado por BBC-Mundo.

«Algunos discutían que Jesús era un superhombre pero que carecía de naturaleza divina, mientras que otros negaban cualquier particularidad humana dentro de él», agrega.

Sin embargo, el mayor aporte León I a la doctrina de la Iglesia es que logró unificar el criterio de que Jesús tiene naturaleza humana y divina a la vez.

La suma de todos estos factores hacen que una vez León I falleció el 10 de noviembre de 461, se le comenzó a llamar con el sobrenombre de El Magno.