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Marasmo judicial

Marasmo judicial

Manuel Fermín

Marasmo judicial Manuel Fermín Después de haber lidiado lo mejor posible con la inmensa, gran abundancia de pruebas, de realidad, el Ministerio Público me imagino que luce algún grado de frustración y estupor por la demora judicial en los juicios que se llevan a cabo por corrupción.

Juicios que desde sus inicios se le dio la categoría de venganza, cuando en sí lo que ha habido es sed de llegar a la verdad. Pero esa misma calificación persecutoria ha servido para apegarse a tantos tramos y no dudo que los abogados defensores tratan de ralentizar y desviar el propósito de justicia ante hechos tan graves.

Y la verdad que uno no sabe qué sucede con esta extraña actitud, pero hay propensión a mezclar tedio y colocar palos en las ruedas y crear este entramado de artificios y engaños legales, que es todo un marasmo judicial.

Hay motivos para pensar que se pretende reconstruir un pasado y propulsar una fuga de lo real, de lo sucedido deseando reponer aquellas veraces falsedades que pronunciaba un ex-presidente de que en su gobierno «…han cerrado espacios a las malas acciones con medidas preventivas y saneadoras…».

Es decir, todo un detallado repaso de sus esfuerzos palabreros para eludir una realidad que era ridículo negarla. Era imposible no verla porque se reflejaba en todas aquellas gradaciones del gris en el comportamiento de la baronía más íntima y de sus familiares.

Puro cinismo de Estado. Hoy ya hay razones de tiempo que enturbian el proceso penal pues se siente el desánimo en la gente que entiende que existe todo un plan con esta ampliación de plazos y que subyace una estrategia aplicable a un precedente con un juicio por corrupción de más de dos mil horas de duración y cuyo final se redujo a una simple comunicación de un párrafo desinteresando al Estado.

He aquí el porqué de apegarse a tantos tramos en los juicios cayendo en todo un dispendio judicial que debilita el espíritu querellante del sistema.