Editorial

Marcha duartiana

Marcha duartiana

Sucesos acaecidos el viernes en el paso fronterizo de Pedernales y en el departamento haitiano de Artibonito dieron mayor sustento a la marcha convocada ayer en la Zona Colonial por el Instituto Duartiano para exigir a  grandes metrópolis asumir con mayor sentido de urgencia el proyecto integral de recuperación de Haití.

Un hombre fue muerto de un disparo durante un forcejeo con un agente aduanal que exigía el pago de los impuestos por un inversor eléctrico que intentaba ingresar al lado dominicano. Otros individuos que acompañaban a la víctima despojaron al agente aduanal de su arma, con la que dispararon  desde  el lado haitiano.

Ese mismo día, la policía haitiana mató a por lo menos  nueve integrantes de bandas armadas durante un enfrentamiento en la comunidad de Gro Morne, a 130 kilómetros de Puerto Príncipe, en el que otros 13 pandilleros resultaron heridos, en cuyo operativo las autoridades lograron liberar a 30  rehenes.

Lo que ocurre en el vecino país es una virtual guerra entre bandas armadas, cuyos enfrentamientos  arrojaron  la última semana un saldo de 188 muertos, 120 heridos  y 12 desaparecidos, además de centenares de familias desplazadas por la violencia.

Ha sido en este contexto de caos, anarquía y disolución social de Haití, que el Instituto Duartiano convocó a la marcha de ayer, que fue también para advertir que República Dominicana no debería asumir el rol de destino obligado de una inmigración descontrolada impulsada por  violencia y pobreza.

El incidente  en el paso fronterizo de Pedernales fue particularmente grave porque un oficial aduanal fue despojado de su arma que luego fue usada para disparar contra autoridades desde el lado haitiano, lo que pudo generar riesgo de una represalia mayor por parte  del contingente militar que custodia el área.

Tiene razón el presidente del Instituto Duartiano, Wilson Gómez, al advertir  que Haití padece un panorama sombrío por el notorio agravamiento de la pobreza extrema, disolución de sus instituciones, anarquía social, crisis político-económica y una predominante situación de inseguridad, drama que genera  fuerte impacto en la frontera y pone en riesgo la estabilidad dominicana.

Corresponde al gobierno dominicano tomar debida nota de la preocupación  ciudadana reflejada en esa convocatoria a marcha en reclamo de que la comunidad internacional ayude en la reconstrucción de Haití, y esencialmente para llamar la atención sobre el peligro que esa lúgubre situación representa para el gentilicio nacional.

El Nacional

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