Opinión

MI VOZ ESCRITA

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Honrar a los antepasados

 

Frente a la pretensión continuista del presidente Medina, pienso que debe ser tarea para todo buen dominicano cerrar fila, como un ejército en guerra, con el propósito de impedir a como dé lugar (ojalá sea con el voto) que otra vez la reelección sea la manzana de la discordia entre los hijos de esta desgraciada tierra.

Se me ocurre que ante el bien ganado calificativo de valiente que el insigne Emilio Prud´Homme le consagró al pueblo quisqueyano en su épico canto a la nación dominicana, es de obligación patriótica y apropiada la ocasión para una reacción condigna con el ejemplo que nos legaron los padres de la Patria, de la Restauración y de la Revolución contemporánea de abril de 1965.

Juan Pablo Duarte, Francisco Sánchez del Rosario, Matías Ramón Mella, Gregorio Castellanos Luperón, Francisco Alberto Caamaño Deñó y Rafael Tomás Fernández Domínguez, nos reclaman desde sus acongojadas tumbas que reivindiquemos sus luchas; que rompamos definitivamente los lazos históricos que tiene nuestro país con el oprobio dictatorial y tiránico.

No sería sorpresa que cualquier “cretino” de los tantos que han parido los nuevos tiempos, crea que es extemporáneo, y hasta se atreva a condenarlo por improcedente. Esas son de las actitudes que hay que estar preparado a enfrentar, en tanto la vida en esta media isla siempre ha estado a merced de los estupores.

Sin embargo, no es extemporáneo ni improcedente, por cuanto jamás se puede considerar ocioso reconocer el justo valor de las actitudes propositivas de nuestros antepasados, sobre todo cuando fruto de investigaciones serias de historiógrafos de valía incuestionable, se ha determinado que de no ser tronchadas por los intereses creados que planteara don Jacinto Benavente, hoy no estuviéramos padeciendo las secuelas de tan obscena frustración.

El Nacional

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