¿Y quién lo entiende?
El problema de cómo entender al hombre, sin duda alguna es un asunto que siempre tendrán pendiente los especialistas en el estudio de la conducta humana; sobre todo, si se trata de peledeístas. Es difícil en grado sumo que esos engreídos especímenes, asimilen las cosas como son.
Luego de programar una sutilmente agresiva estrategia e implementarla de manera meticulosa, cual si hubiesen sido relojeros, para crear una percepción a años-luz de la realidad, ahora resulta que la carga de certitud con que la verdad se ha manifestado los tiene al “coger el monte”; no saben qué hacer.
Eso de estar dando palos a ciegas como cuestionar de manera insolente los resultados de la más reciente encuesta de la firma Gallup-Dominicana solo porque no concuerdan con los números fallidos que les reportan sus sondeos, aun siendo inducidos, ¿cómo sindicarlos si no de intolerantes y fundamentalistas?.
Sin embargo, a esos fines hay una forma mucho más simple y efectiva, por cuanto permite saber y entender qué es lo que prefiere el electorado en el momento de depositar el voto; y predecir, casi con clarividencia esotérica cuál es el producto que deriva del escrutinio.
No es cuestión de percepción amañada ni de pretender cristalizar deseos a ultranza sino de admitir como una sola, la realidad concreta. Bastaría con que el interesado haga su propia encuesta utilizando el método aleatorio.
No obstante, que los peledeístas comprendan que no es cierta su condición de seres distintos y especiales que les inculcaron al adoctrinarlos en la aberrante concepción nacional-socialista del fuhrer alemán Adolf Hitler, es algo poco menos que imposible.
Ahora bien, no es verdad que yo teniendo 70% de popularidad con miras a unas elecciones, me arriesgaría a pescar una pulmonía…